En la madrugada del 14 de noviembre de 2025, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo un amplio operativo que culminó con la detención de más de 120 miembros de las barras bravas de Independiente, entre ellos el conocido “Bebote” Álvarez, protagonista de recientes amenazas en la tribuna del club.
Operativo policial en la zona de la tribuna Independiente
Las autoridades anunciaron que, como parte de la causa contra la violencia en el fútbol, se realizó una redada en la sede de Independiente y en los alrededores del Estadio Libertadores de América. En total fueron detenidos más de 120 barrabravas, entre ellos individuos catalogados como “disidentes” por su participación en actos de intimidación y agresión.
El rol de “Bebote” Álvarez
Entre los detenidos destaca Pablo “Bebote” Álvarez, capitán de una de las subcélulas más influyentes del club. Su nombre había resurgido en los medios tras una serie de amenazas dirigidas a la directiva del club para recuperar el control de la barra. Las investigaciones vinculaban a Álvarez con intentos de organizar una “guerra” dentro de la tribuna, lo que motivó una respuesta enérgica de la policía.
Contexto y alcance del operativo
Según fuentes oficiales, el operativo se inició tras una orden judicial emitida a raíz de denuncias de violencia y uso de armas blancas en partidos anteriores. Además de Álvarez, fueron capturados varios integrantes de otras barras que habían sido señalados en investigaciones previas. En total, los cuerpos de seguridad confiscaron armas, objetos punzantes y documentos que evidencian redes de coordinación entre distintos grupos de hinchas.
Reacción del club y de la afición
El club Independiente expresó su respaldo a la acción policial, subrayando la necesidad de garantizar la seguridad de los espectadores y la integridad del deporte. Por su parte, sectores de la afición pidieron que se intensifiquen las medidas para erradicar la violencia y que se apliquen sanciones ejemplares.
Implicancias para el fútbol argentino
Este hecho pone de manifiesto la creciente preocupación de autoridades y organismos deportivos por la influencia de las barras bravas en los estadios. La detención de un número tan significativo de integrantes sugiere que las políticas de seguridad podrían estar tomando un giro más contundente, con el objetivo de recuperar los espacios públicos para los aficionados que solo buscan disfrutar del juego.