En la última semana la rivalidad entre China y Japón se intensifica con un boicot a los viajes, amenazas diplomáticas y una curiosa campaña que invita a los japoneses a consumir sushi, mientras ambos gobiernos refuerzan medidas comerciales y culturales que podrían afectar al turismo y al sector gastronómico regional.
Antecedentes de la disputa
Las fricciones entre Pekín y Tokio se remontan a años de disputas territoriales en el mar de China Oriental y la cuestión de Taiwán. En los últimos meses la retórica ha escalado, con declaraciones públicas que acusan al otro de interferir en asuntos internos.
Medidas adoptadas por China
Boicot a los viajes a Japón: agencias chinas han suspendido paquetes turísticos y aerolíneas reducen vuelos directos. Además, el gobierno ha bloqueado la importación de mariscos japoneses, citando inspecciones sanitarias como pretexto.
En un comunicado oficial, autoridades chinas advirtieron que “tomaremos medidas severas” si Japón continúa con actividades que consideren una amenaza a la soberanía china.
Respuesta de Japón
Tokio ha calificado las acciones chinas como “injustificadas” y ha prometido reforzar la seguridad en sus embarcaciones pesqueras. El Ministerio de Asuntos Exteriores japonés ha llamado a sus ciudadanos a mantener la confianza en el turismo y ha lanzado una campaña de promoción que invita, de manera irónica, a los japoneses a consumir sushi como símbolo de la cultura que China está intentando censurar.
Impacto económico y social
El sector turístico bilateral registra una caída del tráfico de pasajeros que podría superar el 20 % respecto al mismo periodo del año anterior, según datos preliminares de la Organización Mundial del Turismo. Restaurantes de sushi en China reportan una ligera disminución de ventas, mientras que en Japón se observa un aumento de reservas en locales de comida tradicional, impulsado por la campaña de patriotismo gastronómico.
Reacciones internacionales
Estados Unidos y la Unión Europea han llamado a la diplomacia y han ofrecido mediación para evitar que la disputa afecte la estabilidad del Indo‑Pacífico. Rusia, por su parte, ha manifestado apoyo a China en declaraciones oficiales.
Perspectivas a futuro
Los analistas advierten que, si no se retoman conversaciones bilaterales, las tensiones podrían extenderse a otras áreas como la tecnología y la inversión extranjera directa. Sin embargo, la presión de la comunidad empresarial y el temor a un daño prolongado al turismo podrían impulsar un acercamiento en las próximas semanas.