La morosidad de los hogares argentinos se disparó en el último año, acercándose a triplicar sus niveles previos. Tarjetas de crédito, préstamos personales y créditos al consumo son los principales culpables, en un contexto de alta inflación e incertidumbre económica que arrastra a miles de familias a la zona de riesgo.
Datos alarmantes de morosidad
Según el informe de TN, la morosidad de los pagos de familias argentinas se ha incrementado de forma sostenida, alcanzando niveles que superan el 30 % de los deudores que no canjean sus cuotas en tiempo y forma. Un estudio de Infobae señala que la morosidad casi se ha triplicado en el último año, pasando de alrededor del 10 % al 30 %.
Líneas de crédito que alimentan el problema
Las fuentes coinciden en que tres instrumentos financieros son los que más contribuyen al aumento de la morosidad:
- Tarjetas de crédito: la facilidad de uso y los altos intereses hacen que muchos usuarios no puedan cubrir el saldo completo al vencimiento.
- Préstamos personales de consumo: destinados a compras de electrodomésticos, viajes o reformas, suelen tener tasas anuales superiores al 80 %.
- Créditos a cuotas (plan cuotas): ofrecidos por comercios y financiadoras, con plazos que se extienden hasta 36 meses y condiciones que a menudo se vuelven onerosas.
Impacto en el sistema financiero
El análisis de Página 12 muestra que el número de cheques rechazados también ha subido, reflejando la dificultad de los hogares para cubrir sus obligaciones. En septiembre, El Destape informó que la morosidad bancaria alcanzó su nivel más alto desde la salida del macrismo (2015), situándose alrededor del 31 % de la cartera crediticia de consumo.
¿Hay señales de recuperación?
A pesar del panorama sombrío, el sector privado muestra un leve repunte: Diario El Sol Mendoza indica que el crédito al sector privado creció un 1,3 % en septiembre, impulsado principalmente por créditos a pymes y consumo responsable.
Contexto macroeconómico
Argentina lleva más de tres años con una inflación anual que supera el 150 %, lo que erosiona el poder de compra y obliga a los hogares a recurrir a la deuda para mantener su nivel de vida. Además, la tasa de interés de referencia del Banco Central se mantiene en torno al 80 %, encareciendo el costo de los créditos.
¿Qué pueden hacer las familias?
- Revisar y renegociar deudas: buscar tasas más bajas o plazos mayores con la entidad financiera.
- Priorizar pagos de tarjetas y préstamos con mayor interés.
- Elaborar un presupuesto familiar: identificar gastos innecesarios y destinar recursos al pago de deudas.
El camino hacia la recuperación financiera es arduo, pero la información y la planificación pueden marcar la diferencia.
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