Durante la gestión de la exministra del Interior, Victoria Bullrich, el Servicio Penitenciario Federal fue absorbido por su cartera, y los organismos de control registraron un número histórico de denuncias por malos tratos y torturas en cárceles, reavivando el debate sobre derechos humanos y la política penitenciaria en Argentina.
Absorción del Servicio Penitenciario Federal
En 2021 la ministra del Interior, Victoria Bullbull Bullrich, decidió incorporar el Servicio Penitenciario Federal (SPF) al Ministerio del Interior, una medida que pretendía “unificar” la gestión de seguridad y facilitar la coordinación interinstitucional. La medida fue aprobada mediante decreto nacional y generó expectativas de una reforma estructural del sistema carcelario.
Un récord de denuncias
Según los datos publicados por el Defensor del Pueblo y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), durante el período 2021‑2023 se registró el mayor número de denuncias por violencia, tortura y tratos crueles en el ámbito penitenciario desde que existen los registros oficiales en 2005. Los informes indican que la cantidad de casos superó ampliamente los años anteriores, marcando un hito alarmante para la política de derechos humanos del país.
Principales hallazgos
- Incremento significativo de denuncias contra funcionarios penitenciarios y de seguridad.
- Denuncias provenientes de organizaciones de la sociedad civil, familiares de internos y defensores de derechos humanos.
- Casos documentados de uso de pistolas de electrochoque, golpizas y aislamiento prolongado sin justificación médica.
Reacciones institucionales
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos anunció la apertura de investigaciones judiciales ante la gravedad de los hechos y la posible responsabilidad penal de los agentes involucrados. Por su parte, la Dirección Nacional de los Servicios Penitenciarios manifestó su intención de revisar los protocolos de actuación y reforzar los mecanismos de supervisión interna.
Contexto y antecedentes
El debate sobre la gestión penitenciaria es recurrente en la política argentina. Desde la década de 2000, organizaciones de derechos humanos han denunciado constantes problemas de hacinamiento, falta de acceso a la salud y violencia institucional. La absorción del SPF por el Ministerio del Interior, aunque buscó una mayor eficiencia, ha sido vista por críticos como un factor que pudo haber diluido la especialización y la fiscalización del sistema carcelario.
¿Qué se espera a futuro?
Se anticipa que el Congreso y los organismos de control impulsen reformas legales que fortalezcan la independencia del Servicio Penitenciario y establezcan sanciones más estrictas por infracciones graves a los derechos humanos. La presión social y mediática sigue en aumento, demandando una respuesta rápida y decisiva para garantizar la seguridad y dignidad de los internos.