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Argentina renueva 14 billones de deuda en pesos con tasa cercana al 40%

El Ministerio de Economía logró el miércoles renovar aproximadamente 14 billones de pesos en deuda pública, cubriendo el 96,5 % de los vencimientos y estableciendo una tasa promedio cercana al 40 %. La operación, una de las más grandes de la historia reciente, busca alargar los plazos y aliviar la presión fiscal en medio de una inflación persistente.

Resumen de la operación

En la licitación de deuda que culminó el 27 de noviembre de 2025, el gobierno argentino colocó bonos por un valor total de 14 billones de pesos. Se renovó el 96,5 % de los vencimientos programados para los próximos meses, logrando estirar los plazos de pago y contener el perjuicio fiscal.

Características principales

  • Tasa promedio: alrededor del 40 %, una de las más altas desde la crisis de 2001, reflejando el riesgo percibido por los inversores.
  • Plazos: los nuevos bonos incluyen vencimientos a 3, 5 y 10 años, diversificando el calendario de pagos.
  • Instrumentos: se emitieron tanto bonos tradicionales como títulos con encaje financiero reducido, para incentivar la participación de fondos locales.

Contexto económico

La medida se inscribe en una estrategia del gobierno para financiar el déficit fiscal sin recurrir a la emisión monetaria, que podría reforzar la alta inflación (más del 140 % anual). Mantener la deuda en pesos permite al Estado evitar una mayor exposición al dólar, pero implica costos de servicio más elevados.

Reacción del mercado

Los analistas destacan que la alta tasa es señal de un mercado cauteloso, aunque la cobertura del 96,5 % muestra confianza en la capacidad del Estado para cumplir sus compromisos. Los bonos fueron bien recibidos por fondos de pensiones y bancos locales, que se beneficiaron del menor encaje.

Impacto esperado

Con la renovación, se prevé una estabilización del flujo de caja del Tesoro durante los próximos dos años, lo que podría facilitar la implementación de políticas sociales y estructurales sin generar mayor presión sobre la inflación. Sin embargo, el elevado costo financiero seguirá siendo un desafío para la política macroeconómica.