Las elecciones generales de Honduras, celebradas a finales de noviembre de 2025, dejaron un panorama de “empate técnico” entre los tres principales candidatos: Nasry Asfura, Rixi Moncada y Salvador Nasralla. La jornada electoral estuvo marcada por denuncias de irregularidades y una intensa presión internacional, mientras la ciudadanía espera la oficialización del nuevo mandatario que sucederá a Xiomara Castro.
Contexto electoral
Tras la reelección de Xiomara Castro en 2023, Honduras se prepara para una nueva etapa política. Las elecciones generales se realizaron a finales de noviembre de 2025, simultáneamente para presidente, vicepresidente y el Congreso unicameral. El proceso contó con la participación de más de 7,5 millones de electores habilitados, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Los tres contendientes
Nasry Asfura, exalcalde de Tegucigalpa (2014‑2022), lidera la coalición de la derecha con el partido Nacional. Asfura es conocido por su discurso enfocado en la seguridad y la recuperación económica.
Rixi Moncada, candidata independiente respaldada por sectores progresistas, propone una agenda centrada en la justicia social, la reforma educativa y la lucha contra la corrupción.
Salvador Nasralla, líder del Partido Anticorrupción y expresidente del Congreso, presenta una plataforma que combina reformas institucionales y desarrollo sostenible.
Resultados preliminares y “empate técnico”
Las primeras cifras del TSE mostraron una diferencia mínima entre los tres aspirantes, lo que los analistas describieron como un “empate técnico”. No se publicaron porcentajes oficiales en la transmisión preliminar, pero la tendencia indica que ninguno de los candidatos superó el 35 % del voto total.
Denuncias de fraude y presión internacional
Desde el cierre de las urnas, los partidos presentaron una serie de denuncias:
- Irregularidades en la distribución de actas electorales.
- Presencia de observadores internacionales que señalaron posibles presiones sobre funcionarios locales.
- Acusaciones cruzadas entre los candidatos sobre manipulación de resultados.
Organizaciones como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han solicitado al TSE mayor transparencia y la publicación de todas las actas para garantizar la legitimidad del proceso.
Desafíos estructurales
Más allá de la contienda inmediata, Honduras sigue enfrentando problemas estructurales: alta pobreza (más del 50 % de la población bajo la línea de pobreza), violencia vinculada al narcotráfico y una dependencia económica de remesas y exportaciones agrícolas. El próximo presidente heredará estos retos y la expectativa de impulsar reformas que favorezcan la inclusión social y la seguridad.
Próximos pasos
El TSE tiene previsto anunciar los resultados definitivos dentro de los próximos siete días, tras la revisión de todas las actas y la resolución de los recursos presentados por los partidos. La comunidad internacional observará de cerca la transición para evaluar la estabilidad democrática de Honduras.
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