Un nuevo compendio de estudios internacionales revela que los pistachos, ese pequeño fruto seco que muchos olvidan, posee propiedades cardioprotectoras sorprendentes. Consumir una porción diaria puede mejorar los niveles de colesterol, reducir la presión arterial y aportar antioxidantes claves para la salud del corazón.
¿Por qué los pistachos están llamando la atención de la cardiología?
En los últimos años, la comunidad científica ha centrado sus investigaciones en alimentos que van más allá de la dieta tradicional mediterránea. Los pistachos ( Pistacia vera ) han emergido como una opción rica en nutrientes esenciales: grasas monoinsaturadas, fibra, potasio, luteína y una amplia gama de antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles.
Evidencia respaldada por estudios
Varios ensayos clínicos publicados en revistas como The American Journal of Clinical Nutrition y Circulation mostraron que el consumo regular de pistachos (aproximadamente 30 g al día) produce:
- Disminución del colesterol LDL (colesterol “malo”) entre un 5 % y 10 % en comparación con dietas control.
- Mejora de la función endotelial, factor clave para la elasticidad de los vasos.
- Reducción ligera pero significativa de la presión arterial sistólica y diastólica en adultos con hipertensión leve.
¿Cómo incorporarlos a la rutina?
Los pistachos son versátiles: pueden consumirse como snack, añadirse a ensaladas, yogur o mezclarse en recetas de granola. La cantidad recomendada por la mayoría de los estudios es una porción de 28‑30 g (alrededor de un puñado), que aporta aproximadamente 160 kcal.
Beneficios colaterales
Además de su impacto directo sobre el corazón, su alto contenido de fibra favorece la salud digestiva, mientras que los antioxidantes contribuyen a combatir el estrés oxidativo, proceso implicado en la aterosclerosis.
Precauciones
Al ser frutos secos, pueden desencadenar alergias en personas sensibles. Se aconseja consumir pistachos sin sal añadida para maximizar los beneficios cardioprotectores.
Conclusión
Los pistachos representan un aliado inesperado pero respaldado por la ciencia para proteger el corazón. Incorporar este pequeño pero potente alimento a la dieta cotidiana puede traducirse en una mejor salud cardiovascular a largo plazo.