El Ejecutivo de Argentina buscó reactivar su acceso a los mercados internacionales de deuda en diciembre de 2025, pero se topó con una sorpresiva barrera que complica la emisión de nuevos bonos, generando incertidumbre entre inversores y autoridades.
Antecedentes
Desde 2023, la economía argentina ha intentado normalizar sus finanzas tras años de reestructuraciones y alta inflación. El ministro de Economía, Sergio Caputo, ha señalado repetidamente la necesidad de volver a los mercados internacionales para financiar el déficit y reforzar la confianza externa.
El obstáculo inesperado
En la última semana de noviembre de 2025, los agentes del Tesoro iniciaron conversaciones preliminares con potenciales compradores de bonos soberanos. Sin embargo, la respuesta del mercado fue adversa: los índices de referencia mostraron que los inversionistas exigían rendimientos reales superiores al 9 % para absorber nuevo riesgo argentino, una cifra que supera significativamente los niveles habituales y hace inviable la colocación bajo los parámetros actuales.
Reacciones de la cúpula política y financiera
Caputo describió la situación como “un revés inesperado” pero aseguró que el gobierno continuará ajustando la estrategia, explorando ventanas de menor volatilidad y evaluando alternativas como la emisión de bonos con protección contra la inflación. Por su parte, el presidente Alejandro Alvarez reiteró el compromiso de buscar fuentes de financiamiento que no generen presión adicional sobre las reservas.
Próximos pasos
El Tesoro anunció que seguirá testando el mercado con emisiones más pequeñas y diversificará el perfil de los bonos, incorporando cláusulas de ajuste cambiario. Asimismo, se espera una reunión con el Fondo Monetario Internacional para alinear la política fiscal y monetaria, lo que podría mejorar la percepción de riesgo.
Contexto de reservas y bonos internos
Mientras se discuten los futuros bonos externos, Argentina mantiene en su agenda la emisión del Bonar 2029N, cuyo desempeño será crucial para la gestión de la deuda interna. Las reservas netas del país se han visto reducidas en los últimos meses, lo que aumenta la presión para conseguir financiamiento externo bajo condiciones favorables.
Impacto en la economía
El aplazamiento de la re‑entrada al mercado de deuda podría acentuar la necesidad de financiamiento interno, elevando la carga sobre el presupuesto y potencialmente retrasando reformas estructurales. No obstante, el gobierno considera que una espera estratégica puede evitar una emisión a costos excesivos, preservando la sostenibilidad a largo plazo.