Una alimentación desequilibrada, el sedentarismo, el consumo abusivo de alcohol y tabaco, la falta de sueño reparador y el estrés crónico son los cinco factores de estilo de vida que, según expertos, dañan el cerebro y elevan notablemente el riesgo de desarrollar demencia.
¿Qué es la demencia?
La demencia es un conjunto de trastornos neurodegenerativos que provocan deterioro progresivo de la memoria, el pensamiento y la capacidad de realizar actividades cotidianas. Según la Organización Mundial de la Salud, 55 millones de personas viven con demencia a nivel mundial, y se estima que esta cifra se triplicará para 2050.
Hábitos que dañan el cerebro
- Fumar cigarrillos: El consumo de tabaco reduce el flujo sanguíneo cerebral y aumenta la oxidación de neuronas, lo que acelera la pérdida cognitiva.
- Abuso de alcohol: Beber más de 2 unidades diarias incrementa la vulnerabilidad del hipocampo, zona clave para la memoria.
- Estilo de vida sedentario: Pasar largas horas sentado disminuye la neuroplasticidad y favorece la aparición de placas amiloides, marcadores de la enfermedad de Alzheimer.
- Alimentación ultra‑procesada: Dietas ricas en azúcares añadidos, grasas trans y sodio provocan inflamación sistémica, factor asociado al deterioro cognitivo.
- Privación crónica de sueño: Dormir menos de 6 horas por noche impide la eliminación de toxinas cerebrales durante la fase de sueño profundo, lo que favorece la acumulación de proteínas patológicas.
Cómo proteger tu cerebro
Los neurólogos recomiendan adoptar hábitos saludables: dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol, practicar al menos 150 minutos de actividad física moderada cada semana, seguir una dieta tipo mediterránea y garantizar 7-9 horas de sueño de calidad. Además, mantener la mente activa mediante lectura, juegos de estrategia o aprendizaje de nuevas habilidades refuerza la reserva cognitiva.
Impacto social y económico
El aumento de la prevalencia de demencia representa un desafío para los sistemas de salud y las familias. En Argentina, la Sociedad Argentina de Neurología calcula que alrededor de 300.000 personas conviven con algún tipo de demencia, con un costo anual que supera los USD 3.000 millones en cuidados directos e indirectos.
Adoptar cambios sencillos en el estilo de vida no solo protege la salud individual, sino que también contribuye a mitigar la carga social y económica que genera esta enfermedad.