Cada vez más mujeres presentan niveles elevados de estrógeno, una hormona clave en el ciclo reproductivo. Expertos explican las causas, síntomas y consecuencias de este desequilibrio, y ofrecen pautas para su detección y manejo.
¿Qué es el estrógeno y por qué es fundamental?
El estrógeno es una hormona sexual femenina que regula el desarrollo de los órganos reproductivos, la menstruación y la salud ósea. Su acción se equilibra con otras hormonas como la progesterona y la testosterona. Cuando este balance se rompe y el estrógeno predomina, se habla de “estrógeno alto”.
Causas del aumento de estrógeno
Los especialistas señalan varios factores que pueden elevar los niveles de estrógeno:
- Exposición a sustancias químicas conocidas como disruptores endocrinos (por ejemplo, bisfenol A, ftalatos), presentes en plásticos, cosméticos y algunos alimentos.
- Obesidad. El tejido adiposo produce estrógeno de forma extra‑ovárica, por lo que el sobrepeso puede incrementar la carga hormonal.
- Uso de terapias hormonales sin supervisión médica, como ciertos anticonceptivos o tratamientos de fertilidad.
- Problemas hepáticos, ya que el hígado es responsable de metabolizar y eliminar el exceso de estrógeno.
Síntomas que alertan sobre niveles elevados
El exceso de estrógeno se manifiesta de distintas maneras, según la edad y el momento del ciclo menstrual. Los signos más frecuentes incluyen:
- Irregularidad o sangrado abundante en la menstruación.
- Sensibilidad e hinchazón mamaria.
- Aumento de peso en la zona abdominal y de caderas.
- Fatiga, cambios de humor y dolores de cabeza.
- Problemas de fertilidad o ciclos anovulatórios.
Riesgos a largo plazo
Si el desequilibrio persiste, los profesionales advierten sobre complicaciones serias:
- Mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama y de endometrio.
- Riesgo incrementado de coágulos sanguíneos y eventos trombóticos.
- Compromiso de la salud ósea, pudiendo acelerar la osteoporosis.
Qué recomiendan los expertos
Para detectar y controlar el estrógeno alto, los endocrinólogos y ginecólogas sugieren:
- Realizar análisis de sangre que incluyan estrógeno total y libre, junto a progesterona y testosterona.
- Evaluar la función hepática y el índice de masa corporal (IMC).
- Adoptar un estilo de vida saludable: dieta rica en fibras, frutas y verduras; ejercicio regular; y reducción del consumo de alcohol y alimentos procesados.
- Limitar la exposición a disruptores endocrinos: preferir envases libres de BPA, leer etiquetas de productos cosméticos y optar por alimentos orgánicos cuando sea posible.
- Consultar a un especialista antes de iniciar cualquier terapia hormonal y seguir las indicaciones de tratamiento, que pueden incluir cambios en la medicación, suplementos de progesterona o, en casos específicos, intervenciones médicas.
Tendencia al alza
Los últimos estudios de salud pública indican que la prevalencia de estrógeno alto ha crecido en la última década, coincidiendo con el aumento de la obesidad y la exposición a químicos industriales. Por ello, las entidades sanitarias recomiendan reforzar la educación sobre salud hormonal y promover políticas que reduzcan la presencia de disruptores endocrinos en el entorno cotidiano.