Astrónomos de todo el mundo se sorprenden ante la más larga explosión de rayos gamma jamás registrada, que duró casi siete horas. Detectada a principios de diciembre de 2025 desde varios observatorios en Chile, el origen del fenómeno sigue sin identificarse, poniendo en jaque los modelos tradicionales de estallidos cósmicos.
Un fenómeno sin precedentes
En los primeros días de diciembre de 2025 los telescopios situados en el desierto de Atacama, Chile, captaron una explosión de rayos gamma (GRB) de duración extraordinaria: cerca de siete horas. Los gamma‑ray bursts típicos duran desde unos pocos milisegundos hasta varios minutos; esta emisión supera con creces los registros anteriores.
Cómo se detectó
Los instrumentos del Observatorio Cerro Paranal y del Observatorio Llano de Chajnantor detectaron picos de alta energía que fueron rápidamente confirmados por satélites como el Fermi Gamma‑ray Space Telescope y el Neil Gehrels Swift Observatory. Los datos fueron compartidos en tiempo real a través de la red GCN (Gamma‑ray Coordinates Network), permitiendo a equipos de todo el planeta seguir la evolución del fenómeno.
Desafío a los modelos astronómicos
Según los análisis preliminares publicados por NASANET, la energía total liberada supera los 10^53 erg, un valor comparable al de los estallidos más potentes conocidos, pero distribuido durante un lapso mucho mayor. Esta característica contradice los modelos estándar, que asocian los GRB a la colisión de estrellas de neutrones o al colapso de una estrella masiva en un agujero negro, procesos que generan explosiones breves.
¿Qué se sabe del origen?
Los científicos aún no pueden señalar una progenitora definitiva. Algunas hipótesis incluyen la fusión de una corriente de materia oscura con un objeto compacto o un evento cataclísmico en un núcleo galáctico activo. Sin embargo, la falta de una señal óptica o de ondas gravitacionales asociada complica la identificación.
Impacto y próximos pasos
El Hallazgo impulsará campañas de observación multi‑mensaje, combinando datos de rayos gamma, rayos X, luz visible y detectores de neutrinos. Además, la comunidad internacional está revisando los algoritmos de detección para no pasar por alto eventos de duración prolongada en el futuro.
Mientras tanto, la explosión de casi siete horas sigue siendo uno de los misterios más intrigantes de la astronomía contemporánea, recordándonos que el Universo todavía guarda sorpresas que desafían nuestra comprensión.