Un estudio reciente revela que ejercitar el tren inferior no solo aumenta la fuerza y potencia de las piernas, sino que también mejora la agilidad mental. Los científicos explican los mecanismos fisiológicos detrás de este vínculo y destacan su importancia para deportistas y personas mayores.
El estudio que conecta fuerza y cerebro
Investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba evaluaron a un grupo de adultos activos que siguieron un programa de ocho semanas centrado en sentadillas, peso muerto y saltos pliométricos. Al finalizar, los participantes mostraron mejoras significativas en pruebas de fuerza de piernas y en test cognitivos que miden la velocidad de procesamiento y la atención.
¿Cómo influye el entrenamiento de piernas en la mente?
El trabajo de los científicos indica que los ejercicios de gran esfuerzo muscular elevan el flujo sanguíneo cerebral y estimulan la liberación de factores neurotróficos, como el BDNF (Brain‑Derived Neurotrophic Factor). Estas sustancias favorecen la plasticidad neuronal, lo que se traduce en una mayor capacidad para resolver tareas mentales rápidas.
Beneficios más allá del rendimiento deportivo
- Prevención de caídas: Una mayor potencia en el tren inferior reduce el riesgo de tropiezos en personas mayores.
- Rendimiento académico y profesional: Mejores scores en pruebas de atención y memoria pueden impactar positivamente en el día a día.
- Salud metabólica: El entrenamiento de grandes grupos musculares ayuda a regular la glucosa y a mejorar la sensibilidad a la insulina.
Recomendaciones prácticas
Para obtener los efectos cognitivos, los especialistas sugieren incluir al menos dos sesiones semanales de ejercicios compuestos que involucren las piernas, con una carga que permita completar de 8 a 12 repeticiones por serie. Es fundamental combinar trabajo de fuerza con componentes pliométricos para estimular tanto la potencia como la coordinación neuromuscular.
Conclusión
El vínculo entre el entrenamiento del tren inferior y la agilidad mental abre una nueva perspectiva en la planificación de rutinas deportivas y programas de prevención de la caída. Incorporar estos ejercicios no solo mejora el desempeño físico, sino que también potencia la capacidad cognitiva, un beneficio inesperado pero altamente valioso.