Una investigación científica reciente revela que al calentar agua en pavas de plástico se liberan millones de microplásticos al vapor, una fuente invisible de contaminación doméstica. El estudio indica alternativas seguras, como el uso de recipientes de acero inoxidable o vidrio, para proteger la salud y el medio ambiente.
¿Qué reveló el estudio?
Un equipo de investigadores, publicado en una revista científica internacional, analizó distintas pavas y termos de plástico comunes en hogares argentinos. Al hervir agua, detectaron la liberación de millones de microplásticos por cada litro, partículas que pueden permanecer en el aire y volver a depositarse en alimentos y superficies.
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son fragmentos de plástico menores a 5 mm, derivados de la degradación de plásticos mayores o liberados directamente durante procesos de calentamiento. Son difíciles de ver a simple vista, pero se ha demostrado que pueden ser ingeridos o inhalados, generando efectos potenciales en el sistema digestivo y respiratorio.
Riesgos para la salud
Si bien la investigación aún está en fase inicial, la presencia continua de microplásticos en el entorno doméstico se asocia a irritación gastrointestinal, alteraciones hormonales y, en algunos estudios, a inflamación sistémica. La exposición crónica, aunque en bajas concentraciones, es motivo de preocupación para la comunidad científica.
Recomendaciones prácticas
- Evitar calentar agua en recipientes de plástico, especialmente aquellos que no especifican ser libres de BPA o de alta resistencia térmica.
- Preferir pavas, teteras o vasos hechos de acero inoxidable, vidrio templado o cerámica, materiales que no liberan partículas al calentarse.
- Si solo se dispone de plástico, utilizarlo exclusivamente para almacenar agua fría y no someterlo a temperaturas superiores a 60 °C.
- Lavar los recipientes con detergentes suaves y evitar el uso de estropajos abrasivos que puedan crear microgrietas.
¿Qué implica esto para los consumidores?
El hallazgo invita a reconsiderar hábitos cotidianos y a prestar atención a la etiqueta de los productos de cocina. Elegir utensilios diseñados para altas temperaturas no solo prolonga su vida útil, sino que también reduce la exposición a contaminantes microscópicos.