Moscú, 10 dic 2025 – Las autoridades sanitarias rusas anunciaron la producción de los tres primeros lotes de una vacuna contra el cáncer, marcando el inicio de su fase de ensayo clínico. El avance, liderado por el Instituto de Inmunología y la empresa biotech «Biocad», busca reforzar la lucha contra enfermedades oncológicas mediante la estimulación del sistema inmune.
Un hito en la inmunoterapia rusa
El Ministerio de Salud de la Federación Rusa confirmó que los tres primeros lotes de la vacuna oncológica, denominada provisionalmente OncoVax‑R, fueron fabricados bajo estrictas normas GMP (Good Manufacturing Practice). Estos lotes están destinados a la primera fase de estudio clínico, que incluirá a unos 30 pacientes con tumores sólidos avanzados.
¿Qué es una vacuna contra el cáncer?
A diferencia de las vacunas preventivas tradicionales, las vacunas terapéuticas contra el cáncer buscan entrenar al propio sistema inmunitario para reconocer y atacar células malignas. Se basan en antígenos tumorales específicos o en vectores virales modificados que presentan dichos antígenos al organismo.
Contexto científico y tecnológico
Rusia ha invertido más de 1.200 millones de dólares en investigación oncológica durante la última década, impulsada por la estrategia nacional “Salud 2030”. El proyecto de OncoVax‑R surge de la colaboración entre el Instituto de Inmunología de la Academia Rusa de Ciencias y la compañía biotecnológica Biocad, pionera en desarrollo de biológicos.
Próximos pasos del ensayo
La fase I del estudio se llevará a cabo en tres centros oncológicos de Moscú y San Petersburgo, con un diseño abierto y evaluaciones de seguridad, tolerabilidad y respuesta inmunológica. Si los resultados son positivos, se prevé el paso a una fase II multicéntrica en 2026, ampliando la muestra a cientos de pacientes y considerando diferentes tipos de cáncer, incluidos el melanoma y el cáncer de pulmón.
Implicaciones internacionales
Este avance sitúa a Rusia entre los países que están ampliando su portafolio de terapias inmuno-oncológicas, junto a EE. UU., Europa y China. La producción local reduce la dependencia de importaciones y abre la posibilidad de exportar la tecnología a mercados emergentes.