Las marcas tradicionales del Viejo Continente van perdiendo terreno en el mercado automotor argentino. Factores como la alta inflación, los impuestos a la importación, cambios en la preferencia del consumidor y la fuerte competencia de fabricantes asiáticos explican este descenso que preocupa a la industria y a los consumidores.
Contexto del mercado automotor argentino
Argentina atraviesa una profunda crisis macroeconómica que se refleja en el sector automotor. La elevada inflación, la devaluación del peso y la política de reservas cambiarias encarecen los costos de producción e importación, reduciendo la competitividad de los vehículos fabricados o importados desde Europa.
Factores que frenan a las marcas europeas
Impuestos y barreras arancelarias
El gobierno mantiene un regímen de impuestos a la importación que supera el 50 % para vehículos sin producción local. Además, los aranceles aduaneros llegan a aprox. 35 % en algunos casos, lo que eleva significativamente el precio final de los autos europeos.
Preferencia por SUV y vehículos de mayor rango
Los consumidores argentinos muestran una creciente inclinación por los SUV y crossovers, segmento en el que las marcas asiáticas (Toyota, Hyundai, Kia) han invertido fuertemente y ofrecen precios más atractivos. Las gamas europeas, tradicionalmente enfocadas a compactos y sedanes, no han adaptado su oferta al ritmo requerido.
Cierres y limitaciones de producción local
Varias plantas de ensamblaje de fabricantes europeos en el país han reducido sus operaciones o se encuentran en proceso de cierre definitivo, lo que limita la disponibilidad de modelos con precios competitivos.
Impacto en la oferta y la demanda
Como consecuencia, la cuota de mercado de las marcas europeas ha descendido de forma sostenida en los últimos años. Los concesionarios informan una menor afluencia de clientes interesados en modelos de marcas como Volkswagen, Renault, Peugeot o Citroën, mientras que la presencia de vehículos japoneses y surcoreanos se ha incrementado notablemente.
Qué puede venir
Los analistas del sector anticipan que, sin una revisión de la política fiscal y una adaptación de la oferta a los gustos locales, la tendencia a la baja continuará. Algunas marcas europeas están considerando alianzas estratégicas o la introducción de modelos híbridos y eléctricos con precios más competitivos, aunque el escenario económico sigue siendo incierto.