La endometriosis afecta a una de cada diez mujeres y genera dolor crónico e inflamación. Según una experta, una alimentación antiinflamatoria, rica en omega‑3, fibra y antioxidantes, puede marcar la diferencia en la calidad de vida, mientras que los ultraprocesados y ciertas grasas deben evitarse.
¿Cómo influye la dieta en la endometriosis?
La endometriosis es una enfermedad inflamatoria crónica en la que tejido similar al endometrio se instala fuera del útero, provocando sangrado, inflamación y dolor. La alimentación actúa en varios niveles: las grasas determinan la producción de prostaglandinas, la fibra ayuda a eliminar el exceso de estrógenos y los antioxidantes reducen el estrés oxidativo. Además, una microbiota intestinal diversa, favorecida por prebióticos y alimentos fermentados, puede moderar la inflamación sistémica.
Alimentos recomendados
La ginecóloga que consultó La 100 sugiere priorizar:
- Pescados azules (salmón, sardina, caballa) ricos en omega‑3.
- Semillas como chía y linaza, fuentes de fibra y ácidos grasos esenciales.
- Aceite de oliva extra virgen para sustituir grasas saturadas.
- Palta (aguacate), que aporta grasas monoinsaturadas y antioxidantes.
- Frutos secos (nueces, almendras) y frutas rojas (fresas, arándanos) con alto contenido de polifenoles.
- Verduras de hoja verde y de colores intensos, ricas en vitaminas y minerales.
- Menestras (lentejas, garbanzos) y cereales integrales para aumentar la ingesta de fibra.
- Proteínas magras (pollo, pavo) que aportan hierro de alta biodisponibilidad.
También es importante controlar niveles de hierro, vitamina D, magnesio y zinc según la evaluación clínica individual.
Alimentos y hábitos a limitar
Para reducir la inflamación se recomienda evitar:
- Alimentos ultraprocesados y ricos en grasas trans.
- Azúcares simples y exceso de sodio.
- Consumo elevado de carne roja y productos cárnicos procesados.
- Alcohol y exceso de cafeína.
Algunas pacientes notan mejoría al disminuir lácteos o gluten, aunque no es una regla universal y debe evaluarse caso por caso.
Implementación práctica y expectativas
Una estrategia sostenible incluye horarios regulares de comida, platos equilibrados y flexibilidad ocasional. Se desaconsejan dietas extremas; por ejemplo, el ayuno intermitente puede no ser apropiado para mujeres con bajo índice de masa corporal, amenorrea o hipoglucemia.
Los resultados no son inmediatos: la mayoría de las pacientes percibe menos fatiga y mayor energía entre la segunda y cuarta semana, mientras que cambios más sólidos en el equilibrio hormonal y la sintomatología aparecen alrededor de los seis meses de constancia.
La respuesta es individual y depende de la adherencia, el estado nutricional y otros hábitos de vida.