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Científicos de Stanford revierten el daño articular y regeneran cartílago en osteoartritis

Un equipo de la Universidad de Stanford ha identificado la proteína 15‑PGDH como causa del deterioro del cartílago y, mediante un fármaco inhibidor, logró regenerar tejido articular en ratones y muestras humanas. El avance, publicado en Science el 26 de diciembre de 2025, abre la posibilidad de una terapia que podría detener o revertir la artrosis.

Descubrimiento clave: la proteína 15‑PGDH

Los investigadores dirigidos por la profesora Helen Blau, experta en medicina regenerativa, detectaron que la proteína 15‑PGDH –también llamada “gerozima” por su relación con el envejecimiento– se acumula en el cartílago de articulaciones dañadas. En ratones ancianos su concentración es el doble que en los jóvenes, y esa acumulación cataliza la degradación de las prostaglandinas D2 y E2, moléculas esenciales para la reparación tisular.

El fármaco inhibidor y los experimentos preclínicos

El equipo desarrolló un pequeño fármaco que bloquea la actividad de 15‑PGDH. En ratones de edad avanzada con osteoartritis experimental, la administración sistémica y local del inhibidor provocó la regeneración visible de cartílago hialino, restaurando el grosor articular y la movilidad. Los animales recuperaron la capacidad de cargar peso sin dolor, evidenciando una mejora funcional significativa.

Resultados en tejido humano

Se expusieron muestras de cartílago extraídas de pacientes que habían recibido prótesis de rodilla por artrosis a la misma molécula durante una semana. Los análisis mostraron recreación de matriz cartilaginosa y una disminución de la expresión de genes vinculados a la degradación y al fibrocartílago, que es menos funcional.

Ensayos clínicos y futuro terapéutico

El inhibidor de 15‑PGDH ya completó una fase I de pruebas en voluntarios sanos, demostrando seguridad y actividad biológica. Actualmente se está evaluando para la pérdida de masa muscular asociada al envejecimiento. Los investigadores esperan iniciar pronto ensayos específicos en pacientes con artrosis, lo que podría constituir la primera terapia capaz de revertir el proceso degenerativo.

Implicancias para la medicina

Tradicionalmente la artrosis se trata con analgésicos, fisioterapia y, en casos avanzados, sustitución articular mediante prótesis. La estrategia de Stanford propone intervenir en la causa molecular del daño, sin necesidad de células madre, activando los propios condrocitos del cartílago para que recupere su patrón juvenil. “Es una manera nueva de regenerar tejido adulto con gran potencial clínico”, señaló la profesora Blau.

Próximos pasos

Se planifican ensayos de fase II que evaluarán la eficacia del inhibidor en la regeneración del cartílago humano y su impacto en la calidad de vida de pacientes con artrosis. Si los resultados se confirman, el tratamiento podría reducir dramáticamente la demanda de cirugías de reemplazo y los costos asociados a la enfermedad, que afecta a una de cada tres personas mayores de 65 años.