El expresidente de EE. UU., Donald Trump, confirmó que mantuvo una reciente comunicación con el mandatario venezolano Nicolás Maduro, pero aseguró que el intento no produjo avances. La revelación llega en medio de una tensa relación entre ambos países, marcada por sanciones económicas y acusaciones mutuas.
Contexto de la declaración
En una entrevista concedida el 29 de diciembre de 2025, Donald Trump admitió haber establecido un “nuevo contacto” con el presidente venezolano Nicolás Maduro. El exmandatario explicó que, pese a sus esfuerzos, la conversación no condujo a ningún acuerdo concreto ni a un desmantelamiento de sanciones impuestas por Washington.
Detalles del intercambio
Trump describió el contacto como una vía de negociación indirecta, sin precisar el medio utilizado (telefónico, vía diplomática o intermediarios). Señaló que el objetivo era explorar la posibilidad de relajar las medidas restrictivas contra Venezuela, pero que Maduro mantuvo su posición, impidiendo cualquier avance.
Repercusiones en la política internacional
Este anuncio se produce después de que la administración estadounidense intensificara su presión sobre el gobierno venezolano, incluida la reciente operación de la CIA con drones en un puerto de Venezuela, según informó la prensa internacional. La operación, que no causó víctimas, buscó desarticular supuestos puntos de tráfico de narcóticos vinculados al grupo criminal Tren de Aragua.
Las declaraciones de Trump refuerzan la percepción de que, pese a su retórica confrontacional, busca canales de diálogo que, según él, siguen sin abrirse. La respuesta del gobierno venezolano ha sido de desconfianza, calificando las iniciativas norteamericanas de “intervencionismo” y “presión imperial”.
Implicaciones económicas y de seguridad
Las sanciones estadounidenses, que incluyen la congelación de activos y la prohibición de transacciones financieras, permanecen vigentes. La recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por la captura de Maduro, establecida por la administración Trump, sigue sin modificarse.
Analistas internacionales advierten que la falta de un avance tangible en el diálogo mantiene la región en un estado de alta tensión, con posibles efectos sobre el tráfico de drogas, la seguridad energética y la estabilidad política en América Latina.
Fuente: La Nación
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