Tatiana Schlossberg, reconocida periodista y activista ambiental, murió el 30 de diciembre de 2025 a los 35 años tras una lucha contra una leucemia mieloide aguda. La noticia, confirmada por su familia, conmociona a la familia Kennedy y a la comunidad internacional.
Confirmación del fallecimiento
El martes 30 de diciembre de 2025 la familia anunció la muerte de Tatiana Schlossberg, periodista ambiental y nieta del expresidente John F. Kennedy, a los 35 años. El comunicado, publicado por la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy, expresa: “Nuestra querida Tatiana falleció esta mañana. Siempre estará en nuestros corazones”.
Diagnóstico y tratamiento
Schlossberg había revelado en un ensayo publicado en The New Yorker que había sido diagnosticada con leucemia mieloide aguda (LMA) poco después del nacimiento de su segunda hija en mayo de 2024. La LMA es un cáncer de la sangre y la médula ósea que provoca la proliferación descontrolada de células inmaduras llamadas mieloblastos.
Durante su enfermedad recibió quimioterapia, inmunoterapia y dos trasplantes de células madre, pero la enfermedad resultó demasiado agresiva.
Familia y legado
Le sobreviven su esposo George Moran, su hijo de 3 años y su hija de 1 año, así como sus padres Caroline Kennedy y Edwin Schlossberg. Su hermano Jack Schlossberg es candidato demócrata al Congreso de Nueva York y su primo Robert F. Kennedy Jr. se desempeña como secretario de Salud y Servicios Humanos de EE. UU.
Trayectoria profesional
Antes de su enfermedad, Tatiana escribió para The New York Times, colaboró con diversas publicaciones como freelance y publicó el libro Inconspicuous Consumption (2019), analizando el impacto ambiental oculto del consumo cotidiano.
Qué es la leucemia mieloide aguda
Según la Mayo Clinic, la LMA se caracteriza por la rápida acumulación de mieloblastos que impide la producción normal de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, provocando anemia, infecciones y hemorragias. El pronóstico depende de la edad, estado general y respuesta al tratamiento; en adultos jóvenes la tasa de remisión supera el 60%, aunque el riesgo de recaída persiste.