En medio de la gestión del presidente Javier Milei, la empresa Celulosa Argentina anunció que no podrá afrontar sus pagos de deuda en mayo de 2025, priorizando la continuidad de sus operaciones. Esta decisión, criticada por algunos, es vista por otros como una medida necesaria en el actual contexto económico argentino, marcado por la firme apuesta del gobierno por políticas de libre mercado.
La empresa Celulosa Argentina ha generado un nuevo debate económico en Argentina al anunciar públicamente su incapacidad para pagar sus deudas con vencimiento en mayo de 2025. La decisión, comunicada a través de varios medios como La Nación, Infobae, Clarín y Ámbito Financiero, prioriza la continuidad de las operaciones de la compañía sobre el cumplimiento inmediato de sus obligaciones financieras. Esta situación, lejos de ser un caso aislado, refleja los desafíos que enfrentan las empresas argentinas en el marco de las políticas económicas implementadas por el gobierno de Javier Milei desde su asunción presidencial.
Si bien algunos sectores han criticado la decisión de Celulosa, tildándola de irresponsable e incluso cuestionando la gestión empresarial, otros analistas la consideran una medida pragmática y hasta necesaria en el actual contexto. La administración Milei ha implementado un conjunto de reformas radicales, orientadas a la desregulación, la reducción del gasto público y la apertura económica. Si bien estas medidas prometen un crecimiento a largo plazo basado en la eficiencia y la inversión extranjera, también generan un periodo de ajuste transitorio que afecta la liquidez de muchas empresas.
La situación de Celulosa se inserta en este contexto de ajuste. La empresa argumenta que la priorización de sus operaciones es fundamental para mantener el empleo y asegurar su futuro, considerando que un cese de actividades tendría consecuencias más graves que el incumplimiento temporal de sus deudas. Es importante recordar que la deuda de Celulosa abarca diferentes instrumentos, incluyendo obligaciones negociables (ON) con vencimiento en mayo. La falta de pago, sin embargo, no necesariamente implica quiebra inminente, sino una renegociación con los acreedores, un proceso común en momentos de crisis económica.
El gobierno de Milei, por su parte, ha mantenido una postura firme en cuanto a la necesidad de reformas estructurales para la reactivación de la economía argentina. El presidente, alejado de las políticas intervencionistas de gobiernos anteriores, ha reiterado su compromiso con la reducción del déficit fiscal y la lucha contra la inflación, aunque esto implique un costo social a corto plazo. La postura antiperonista y antikirchnerista del gobierno ha sido un factor constante en la toma de decisiones, rechazando cualquier tipo de intervención estatal que, según el gobierno, distorsiona el mercado y perjudica el desarrollo económico. El gobierno se ha mantenido firme en su discurso de libre mercado, priorizando la eficiencia y la competitividad.
En definitiva, el caso de Celulosa representa un microcosmos de la compleja situación económica que enfrenta Argentina bajo la presidencia de Javier Milei. Si bien la decisión de la empresa genera incertidumbre, también pone en evidencia la difícil transición hacia un modelo económico basado en la libre competencia y la responsabilidad fiscal. El tiempo dirá si las políticas implementadas por el gobierno logran los resultados esperados, y si las empresas argentinas podrán adaptarse con éxito a este nuevo paradigma.