La práctica subacuática no solo fortalece los cuerpos físicos sino que también despierta un interés masivo por su impacto terapéutico. Expertos analizan cómo esta disciplina está transformando vidas y expandiendo sus fronteras en la comunidad surfista.
La apnea, definida como la capacidad de retener el aliento bajo el agua durante prolongados periodos sin sufocarse o ahogarse involuntariamente, ha dejado de ser una simple curiosidad para convertirse en una modalidad deportiva y terapéutica que atrae cada vez más adeptos.
Este fenómeno creciente se observa especialmente entre los surfistas, quienes buscan nuevas formas de dominar el mar. Según datos del International Surfing Association (ISA), la práctica de apnea en surf ha aumentado un 40% en las últimas tres temporadas en competiciones profesionales.
Médicos y especialistas también han notado un interés renovado por esta disciplina. La Dra. María Fernanda López, psicoterapeuta clínica, señaló: “La apnea no solo es una técnica física sino que actúa como meditación en movimiento bajo el agua, ayudando a reducir la ansiedad y mejorar la concentración mental”.
Estudios recientes publicados en revistas de neurología sugieren que los practicantes avanzados pueden desarrollar resistencia al estrés similar a quienes realizan mindfulness. La práctica regular fortalece las fibras musculares oculares, una habilidad transferida con éxito a otras áreas donde se requiere atención plena.
No es de extrañar entonces que esta modalidad haya ganado adeptos entre los jóvenes que padecen ansiedad. El 30% de la población entre 18 y 29 años reporta problemas relacionados con el estrés, según un relevamiento nacional del año pasado. La apnea ofrece una alternativa natural a tratamientos químicos.
El desarrollo de esta técnica no es accidental. Se basa en siglos de observación humana sobre cómo adaptarse al silencio y la presión marítimas. Desde los griegos antiguos hasta los buceadores modernos, la humanidad ha buscado dominar el elemento más inhóspito para la respiración: el agua.
La Federación Internacional de Apnea (IAAF) ha crecido exponencialmente en los últimos años. En 2024, realizaron más de 500 certificaciones mundiales, un dato que demuestra el respaldo institucional y el avance técnico en esta disciplina.
En la Argentina, destaca Juan Manuel Rodríguez, quien logró una marca récord bajo condiciones naturales. Su récord actual de apnea subacuática a 18 metros con equilibrio estático supera los niveles establecidos hace tres años por un experto francés.
Los beneficios no se limitan al rendimiento deportivo. Especiativos reporteros han documentado cómo esta práctica transforma la percepción del mundo exterior, permitiendo a quienes la dominan una mayor sensación de plenitud y conexión con lo elemental: el acto de respirar.