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Dieta arcoíris: la estrategia de colores que enforta tu intestino y tu mente

Una nueva tendencia alimenticia se ha consolidado en Instagram y revistas de salud, prometiendo fortalecer el microbioma intestinal, el cerebro y mejorar el estado de ánimo con una simple regla: incluir alimentos de todos los colores del arcoíris en cada comida.

Introducción

La idea es simple y está de moda: combinar frutas, vegetales y otros productos con tonalidades distintas para obtener un espectro completo de micronutrientes. La propuesta surge de la teoría de que cada color aporta compuestos únicos con efectos específicos en el organismo.

¿Qué es la dieta arcoíris?

Esta pauta alimenticia enfatiza la diversidad cromática dentro de una dieta basada en alimentos de origen vegetal. Los seguidores recomiendan incluir, en cada comida, al menos una pieza roja, una naranja, una amarilla, una verde, una morada o un azul. Además, se sugiere incorporar fuentes de proteínas de calidad para mantener el equilibrio.

Beneficios para el intestino

El microbioma intestinal responde favorablemente a la variedad de fibra y prebióticos que proveen los alimentos de colores. Estudios observacionales vinculan la ingesta de una dieta rica y diversa en frutas y vegetales con una mayor diversidad bacteriana, lo que está asociado con menor inflamación y mejor absorción de nutrientes.

Impacto en el cerebro y el ánimo

Los pigmentos alimentarios, como la luteína, la betacaroteno, la antocianina y el flavonoides, atraviesan la barrera hematoencefálica y pueden influir en la síntesis de neurotransmisores, especialmente la serotonina. La exposición a una gama de antioxidantes también disminuye el estrés oxidativo cerebral, un factor relacionado con trastornos del estado de ánimo.

Cómo implementarla

Pasos sencillos:

  • Planifica una “tabla de colores” semanal con alimentos disponibles en tu localidad.
  • Prepara ensaladas mixtas con hojas verdes, zanahorias, remolachas, pimientos rojizos y morados, y añade un puñado de frutos rojos.
  • Incorpora fuentes de proteína como legumbres, huevos o pescado, manteniendo la regla de colores en la misma porción.
  • Evita procesados y azúcares añadidos, ya que su consumo reduce la diversidad del microbioma.

Conclusión

La dieta arcoíris aprovecha la evidencia sobre la relación entre la diversidad alimentaria y la salud gastrointestinal, cognitiva y emocional. Adoptarla no requiere recetas complicadas; simplemente se trata de observar la mesa como una paleta de colores y seleccionar alimentos que representen esa gama.

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