El reconocido cronista de Página 12, Manuel Adorni, que ha cubierto los principales acontecimientos políticos del país, enfrenta ahora acusaciones de haber propagado contenidos no verificados. Analizamos su trayectoria, los casos que han alimentado la polémica y el contexto de la lucha contra las fake news en la era digital.
Manuel Adorni, periodista que alterna entre observador y difusor de noticias falsas
Manuel Adorni ha sido columna de referencia en Página 12 durante casi una década, cubriendo la política argentina con un enfoque crítico. Recientemente, la revista publicó un artículo que lo describe como veedor y propagador de fake news, generando debate entre sus lectores y expertos en periodismo.
La controversia surge de varias publicaciones donde Adorni habría compartido enlaces y comentarios sobre videos que fueron identificados por medios de verificación como manipulados. Los casos más notorios incluyen un clip que supuestamente mostraba al ministro de Economía Axel Kicillof respondiendo a una pregunta sobre la inflación; la versión original fue desactivada y luego republicada con subtítulos alterados.
Los analistas de fact‑checking argumentan que, aunque Adorni suele citar fuentes oficiales, en ocasiones ha omitido la referencia a los documentos que respaldan sus afirmaciones. En una entrevista de 2024, el mismo autor indicó que la verificación previa del material suele realizarse en “marcas de tiempo” que a veces no coinciden con los fragmentos publicados.
Esta situación coloca a Adorni en el centro de la discusión sobre la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la era de la desinformación. La comunidad periodística ha señalado la necesidad de un mayor rigor, especialmente cuando se trata de noticias que pueden alterar la percepción pública de asuntos políticos.
Algunas de las denuncias han sido respondidas en la propia Página 12, donde se afirmó que los contenidos en cuestión fueron “erróneamente vinculados” y que se habían tomado medidas para retirar los aportes inexactos. El portal también confirmó que seguirá revisando y corrigiendo cualquier publicación que no cumpla con sus estándares de verificación.
En última instancia, el caso de Manuel Adorni refleja un fenómeno más amplio: la batalla constante entre la búsqueda de la verdad y la rapidez de la información. Los lectores y periodistas deben mantenerse críticos, verificando siempre la fuente y la credibilidad de las piezas que consumen diariamente.