El reciente aumento de las tasas de interés, impulsado por la devaluación del peso, ha escalado los costos de financiamiento a su nivel más alto en décadas, generando presión sobre la inflación y la actividad productiva. La medida, anunciada el 12 de julio, lleva al interés al 80% anual, reduciendo el margen de beneficio de empresas y alimentando una inflación que supera el 55% y desafía los objetivos del FMI.
Contexto histórico
80% es la tasa de interés que alcanzó en 2023 tras la última devaluación de peso. El Banco Central mantuvo cifras elevadas en 2024 para frenar la inflación, y en 2025 se sitúa en el mismo rango, lo que aumenta el encargo financiero a los bancos y, por ende, a los consumidores y pymes.
Impacto sobre la economía
Los costes de préstamo se han disparado, reduciendo la demanda de crédito corporativo. Inflación se mantiene por encima del objetivo, y las tasas de interés siguen siendo un freno para la inversión. El empleo en sectores dependientes del crédito, como la construcción y la industria, registran menores cifras.
Reacción del sector privado
Muchas pymes han reportado dificultades para cubrir intereses, lo que lleva a retrasos en pagos y a la pérdida de capital de trabajo. El gobierno intenta mitigar el impacto con programas de refinanciación y exenciones fiscales.
Perspectivas
Con la estabilidad monetaria aún distante, las autoridades podrían revisar el régimen cambiario y evaluar ajustes de políticas públicas para incentivar la actividad y disminuir la presión inflacionaria.