La afición de Quilmes atacó el autobús del plantel con piedras y amenazas después de perder el partido de la Primera Nacional contra Los Andes, generando una crisis que preocupa a la Federación y a las autoridades policiales.
Tras la victoria de los del Chaco, el equipo de Quilmes perdió el partido de la Primera Nacional con un marcador de 2‑0. La derrota generó una oleada de ira entre los seguidores del club de la Ciudad de Quilmes, que se manifestó en forma de agresiones contra el micro que transportaba a los jugadores, a los que atacaron con piedras y lanzaron insultos. Algunas personas llegaron a amenazar a la hinchada con pintadas, intensificando el riesgo de que el escándalo escale en un conflicto mayor.
Según testigos, el transporte del equipo estuvo rodeado por multitud de hinchas que comenzaron a arrojar balas de goma y piedra, lo que provocó daños en el vidrio y la carrocería del autobús. Los jugadores y el cuerpo técnico lograron bajar al estadio de forma segura gracias al apoyo de la policía que acudió inmediatamente al lugar tras la emisión de un aviso de emergencia por parte de la gerencia del club.
Las autoridades deportivas ya están investigando posibles sanciones. Se espera que la Federación Argentina de Fútbol aplique una multa de 500.000 pesos y posiblemente imponga la suspensión de dos partidos en casa a los jugadores involucrados. El club, a su vez, ha pedido disculpas a los jugadores y ha declarado que tomará medidas drásticas para evitar que situaciones de violencia se reproduzcan en el futuro.
Este incidente no es el primero: el mismo año ha habido varios casos similares en el deporte argentino donde la pasión se transfiere a la agresión física. Especialistas insisten en la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad y en la educación de la hinchada para fomentar un ambiente de respeto alrededor del fútbol.