Un reciente estudio publicado en eLife ha demostrado que una dosis adecuada de actividad física combinada con una microbiota intestinal equilibrada potencia significativamente la memoria. Los investigadores revelaron que el ejercicio moderado favorece la diversidad microbiana y la producción de compuestos neuroprotectores, mientras que un exceso de entrenamiento puede revertir este beneficio.
El equipo de científicos, parte de la Universidad de Granada y el Instituto de Investigación Biomédica de la Universidad de Murcia, publicó su hallazgo en la revista eLife. El experimento, realizado con modelos animales y corroborado con análisis de humanos, comparó tres regímenes de ejercicio: ninguno, moderado (cerca de 30 minutos a intensidad controlada) y extremo (duración y esfuerzo superiores).
Los datos mostraron que el grupo de ejercicio moderado obtuvo la mayor mejora en pruebas de memoria espacial y de reconocimiento de objetos, con un aumento del 30 % respecto al grupo sedentario. Paralelamente, la microbiota de estos animales presentó mayor diversidad y un incremento de bacterias productoras de butirato y otras especies asociadas a la salud cerebral.
Para probar la relación causal, los investigadores trasplantaron el microbiota de los animales de ejercicio moderado a ratas que no hacían ejercicio. Estas recibieron una mejora de la memoria similar a la observada en sus donantes, lo que sugiere que los microbios son mediadores clave.
En contraste, el grupo con ejercicio extremo mostró una disminución de la diversidad microbiana y un aumento en marcadores de inflamación, lo que coincidió con deterioro en los mismos tests cognitivos.
“El equilibrio es esencial”, comentó el Dr. Javier Ruiz, líder del estudio. “Los resultados indican que la fisiología humana responde positivamente a un nivel moderado de actividad física, mientras que el exceso puede ser contraproducente porque perturba la microbiota y desencadena respuestas inflamatorias que afectan la función cerebral.”
Estos hallazgos abren un nuevo camino para intervenciones combinadas: ejercicio controlado acompañados de estrategias que modulen la microbiota, como dietas ricas en fibra, probióticos o prebióticos, podrían convertirse en una herramienta preventiva frente a la pérdida de memoria asociada a la edad y a enfermedades neurodegenerativas.
Las autoridades de salud están evaluando la posibilidad de incorporar recomendaciones específicas sobre la intensidad y duración del ejercicio en guías de salud cognitiva, con el objetivo de maximizar el beneficio de la microbiota intestinal en la capacidad de aprendizaje y memoria.
Mientras tanto, los pacientes y profesionales del deporte pueden usar estos datos como base para diseñar programas de actividad física que no solo mejoren el estado físico, sino también la salud cerebral a largo plazo.