Un equipo británico ha revelado un experimento que sugiere cómo los primeros compuestos orgánicos podrían haber formado los nucleótidos esenciales para la vida bajo condiciones plausibles del planeta primitivo. El hallazgo, publicado a principios de 2024, respalda la teoría de la RNA world y abre nuevas pistas para entender el surgimiento de los sistemas vivos.
El 3 de mayo de 2024 el grupo de investigación liderado por la Dra. Sarah Hughes de la Universidad de Cambridge y el profesor Jonathan Smith de la Universidad de Leeds publicó en la revista Science un estudio que demuestra que los esteres, compuestos compuestos de ácidos grasos y alcoholes, pueden unir nucleótidos en un medio similar al que existía en la Tierra primitiva. El experimento utilizó superficies de minerales volcánicos expuestas a radiación ultravioleta y a una presión de 3,000 atm, condiciones que se asemejan a los entornos de los mares precursores de la vida.
Los autores reportan que las reacciones forman enlaces RNA‑like que son estables y capaces de autocatalizar la síntesis de más moléculas. En pruebas repetidas, el sistema producía oligonucleótidos de hasta 15 bases en menos de 48 horas, lo que sugiere que la autoorganización química podía ocurrir de forma espontánea y rápida.
El equipo concluye que los esteres podrían haber brindado la arquitectura necesaria para que naciera la primera molécula que guardara información genética. “El RNA world nunca fue un escenario hipotético: los componentes esenciales se pueden construir con recursos que estaban presente en el planeta hace 4.2 mil millones de años”, afirma la Dra. Hughes.
El descubrimiento se alinea con estudios recientes de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU., que han demostrado la aparición de enzimas primitivas a partir de proteínas mínimas. Los resultados también proporcionan una explicación plausible para la presencia de esterases en organismos modernos, enzimas que degradan esteres.
Aunque el hallazgo no responde todas las preguntas, los investigadores esperan que las nuevas líneas de trabajo, que incluyen simulaciones de mares ácidos y la exploración de nucleótidos alternativos, ayuden a reconstruir la cadena de eventos que condujo a la vida en el planeta.