Un equipo internacional de neurocientíficos ha publicado un estudio que explica por qué algunos octogenarios tienen un cerebro con características de una persona de siete años de menos. La investigación, difundida el 4 de octubre de 2025, apunta a factores genéticos, estilo de vida y marcadores inflamatorios como la clave de esta inmunidad neurológica. El hallazgo abre nuevas perspectivas para tratamientos preventivos contra el Alzheimer.
Desde hace décadas la enfermedad de Alzheimer se presenta como una amenaza creciente para la población envejecida, con cifras que alcanzan alrededor de 55 millones de afectados a nivel mundial. La incidencia en Argentina supera los mil millones de personas mayores de 60 años, de las cuales una por cada 20 puede mostrar signos tempranos de deterioro cognitivo.
En un trabajo reciente, dirigido por el Dr. Carla Méndez del Hospital General de Buenos Aires y la Universidad de Toronto, se analizaron los cerebros de 350 voluntarios de 80 años y 60 años mediante resonancia magnética funcional y análisis de biomarcadores plasmáticos. Los datos revelan que un 18 % de las personas de 80 años mantienen patrones de activación y conectividad sincrónicos con la población juvenil, a diferencia del 3 % que presentan degeneración típica.
Los investigadores señalaron que los sujetos con cerebros “jóvenes” presentan niveles marcadamente menores de proteína beta-amiloide y tau anormal, así como una mayor presencia de la variante APoe ε2, conocida por su efecto protector. Además, se observó que la mayoría de ellos mantuvo una vida activa (más de 150 minutos de actividad moderada semanal) y una dieta basada en frutos secos, pescado y vegetales, lo que sugiere la influencia de hábitos saludables.
La revista científica que publicó el estudio, realizada en colaboración con la Universidad de Oslo, indica que estos hallazgos abren la puerta al desarrollo de terapias personalizadas que modulen la inflamación y mejoren la neuroplasticidad. El equipo planea continuar la investigación con ensayos clínicos de fase II para evaluar posibles compuestos que replicarían la defensa natural descubierta.
El día 4 de octubre, el medio Clarin publicó el artículo resaltando la relevancia de estos descubrimientos. El trabajo también ha despertado el interés de expertos internacionales que anticipan un enfoque renovado en la prevención del Alzheimer, basado en la detección temprana de las biomarcadores identificadas.
En última instancia, la investigación aporta una esperanza tangible para la generación que supera los 80 años, mostrando que la edad no determina necesariamente la salud cerebral.