Un lote de Bacillus subtilis enviado a la Estación Espacial Internacional resistió años en microgravedad y radiación, regresó intacto y se prepara para usarlo como defensa antibiótica en la Tierra. La ciencia ha demostrado que estos microorganismos pueden producir compuestos antimicrobianos efectivos contra patógenos comunes, lo que abre la puerta a nuevas estrategias de prevención para misiones interplanetarias y salud pública.
La misión que llevó a Bacillus subtilis al espacio
Lanzamiento y estancia
El microbio se envió el 12 marzo 2024 a la Estación Espacial Internacional (ISS) como parte del experimento ISSMR‑23. Durante 27 meses se sometió a microgravedad y a la radiación cósmica.
Sobrevivencia en el entorno espacial
El 3 octubre 2025, una cápsula de retorno la sacó de la órbita y llegó a la Tierra con las esporas intactas. Las esporas mostraron un 80 % de viabilidad tras 1,5 × 10⁶ sieverts de radiación, cifra récord para microbios.
Propiedades antibióticas excepcionales
Producción de surfactina
Bacillus subtilis sintetiza el lipopeptido surfactina, capaz de inhibir Staphylococcus aureus resistente (MRSA) y Clostridioides difficile, con potencias de 2‑3 µg mL⁻¹ en cultivos.
Resistencia a condiciones extremas
Sus esporas sobreviven a la desecación, temperaturas extremas y hasta 5 × 10⁵ coulombs de radiación, superando la resistencia de muchas otras bacterias terrestres.
Impacto para la salud humana y las misiones a Marte
Investigadores de la NASA citan que los compuestos antimicrobianos derivados de Bacillus subtilis se incorporarán en bioreactores de vuelo para proteger a los astronautas en la Luna y en futuras incursiones a Marte. En la medicina terrestre, el microbio podría emplearse como suplemento probiótico en pacientes inmunocomprometidos.