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El “quimiocerebro”: la niebla mental que los oncólogos intentan dejar de lado

El fenómeno de la niebla mental inducida por la quimioterapia, conocido como quimiocerebro, se vuelve cada vez más frecuente –sobre todo en mujeres con cáncer— y sigue siendo un misterio que la ciencia parece tratar con una dosis extra de sarcasmo.

El quimiocerebro, popularmente llamado la “niebla mental de la quimioterapia”, describe una serie de síntomas cognitivos que aparecen durante y después de los tratamientos oncológicos. Entre las personas más afectadas están las mujeres, ya que la mayoría de los cánceres donde se usa quimioterapia (como el de mama o el linfoma) afectan a la población femenina.

Los estudios publicados en la revista *Oncology Reviews* apuntan a que entre el 30 % y el 50 % de los pacientes experimentan al menos síntomas cognitivos leves durante la quimioterapia. En el largo plazo, esa cifra se estabiliza en alrededor del 20 % a 30 %.

Los síntomas varían desde dificultad para concentrarse y recordar palabras, hasta fatiga mental crónica y alteraciones en el ritmo circadiano. Los mecanismos propuestos incluyen inflamación neuroinmunitaria, daño oxidativo, interferencia en la síntesis de neurotransmisores y la reducción de la mielina entre neuronas.

Los tratamientos son, como suele suceder con los problemas de salud más complejos, un mix de terapias de la buena vida con terapias específicas: ejercicio aeróbico de forma regular, terapia cognitivo-conductual, suplementación con ácidos grasos omega‑3 y, en algunos casos, modafinil para mejorar la vigilia. Sin embargo, la investigación sigue sin un método infalible.

El quimiocerebro ha recibido un reconocimiento casi de “meme” en la cultura pop oncológica. Cada vez que un paciente menciona la “niebla” la comunidad responde con un emoji de una lámpara, una cafetera y una hoja de cálculo. Y si la pregunta “¿para cuánto tiempo dura?” aparece de forma recurrente, los oncólogos responden: “Hasta que termine la quimioterapia, en promedio, y a veces más, según cada caso individual.”

Los investigadores de la Universidad Nacional de Río Negro planifican un estudio longitudinal de 15 000 pacientes en los próximos años para desentrañar el verdadero patrón de recuperación del cerebro tras la quimioterapia y, finalmente, quitarles esa niebla con una cura real.”