Desde el hallazgo del primer exoplaneta en 1995, la ciencia ha avanzado a pasos agigantados. Hoy, tras 30 años de investigación, conocemos cientos de planetas semejantes a la Tierra y entendemos mejor los procesos que rigen su formación, clima y potencial habitabilidad.
El punto de partida: 1995 y la era de los exoplanetas
En 1995 el equipo liderado por Michel Mayor y Didier Queloz descubrió 51 Pegasi b, el primer planeta alrededor de una estrella similar al Sol. Ese hallazgo abrió la puerta a una búsqueda sistemática de mundos fuera de nuestro sistema.
Hitos clave en la última década
2009: lanzamiento del telescopio espacial Kepler, que durante su misión declaró más de 2 600 exoplanetas confirmados, incluyendo más de 50 planetas del tamaño de la Tierra dentro de la zona habitable.
2016: descubrimiento de Proxima Centauri b, el exoplaneta más cercano a la Tierra, orbitando la estrella más próxima del Sol.
2017: anuncio del sistema TRAPPIST‑1, con 7 planetas del tamaño terrestre, 3 de los cuales se encuentran en la zona habitable.
Lo que hemos aprendido
- Diversidad extrema: los exoplanetas presentan una gama inesperada de densidades, composiciones atmosféricas y órbitas.
- Formación planetaria: los datos de Kepler y TESS (lanzado en 2018) revelan que los sistemas compactos de planetas terrestres son comunes.
- Atmosferas en estudio: el Telescopio Espacial James Webb (JWST), operando desde 2022, ha detectado rastros de vapor de agua, dióxido de carbono y metano en atmósferas de exoplanetas tipo super‑tierra.
El presente y el futuro
Hasta la fecha, el NASA Exoplanet Archive registra más de 5 600 exoplanetas confirmados, con cerca de 60 candidatos Tierra‑como en zonas habitables.
Los próximos pasos incluyen la misión ESA ARIEL (prevista para 2029), que estudiará la composición química de cientos de atmósferas, y los telescopios terrestres de gran diámetro como el Extremely Large Telescope (ELT) y el Giant Magellan Telescope (GMT), que ofrecerán espectroscopía de alta resolución.
En conjunto, estos avances no solo acercan la posibilidad de detectar señales de vida, sino que también redefinen nuestro entendimiento del origen de los planetas y la ubicación de la Tierra en el cosmos.