Una serie de encuestas y declaraciones de dirigentes empresariales revelan que, pese al respaldo parcial a las reformas de Javier Milei, gran parte del sector privado argentino vive con temor al repunte de la incertidumbre política y a posibles retrocesos económicos.
Encuestas sobre el clima empresarial
Los últimos sondeos realizados entre los principales empresarios del país indican que, aunque una mayoría expresa apoyo a la agenda reformista de Javier Milei, persiste una sensación de inseguridad ante la posibilidad de que se reproduzcan escenarios políticos del pasado.
Apoyo a la gestión de Milei y temores latentes
En Córdoba, empresarios locales reiteraron su respaldo al rumbo económico del presidente, pero advirtieron que la falta de estabilidad institucional podría afectar la confianza de inversionistas y la continuidad de los planes de expansión.
Renuncias vinculadas a las reformas
Algunos ejecutivos anunciaron su salida de cargos estratégicos, señalando diferencias con la velocidad y alcance de las reformas. Estas decisiones se enmarcan dentro de un contexto de incertidumbre que también ha generado sospechas sobre el uso de información privilegiada en operaciones de la exministra de Economía, Silvina Bessent.
El voto del sector privado
Investigaciones periodísticas muestran que el sector privado mantiene una posición discreta en la esfera política, aunque se percibe una inclinación a respaldar políticas que favorezcan la estabilidad macroeconómica. No obstante, la opacidad sobre sus preferencias electorales sigue siendo un tema de debate.
Alarma en el establishment
Analistas de diversos medios advierten sobre una creciente polarización dentro del establishment económico, que podría traducirse en mayores tensiones entre la agenda gubernamental y los intereses empresariales tradicionales.
Contexto y perspectivas
Desde la asunción de Milei en diciembre de 2023, el país ha experimentado una serie de cambios estructurales, entre ellos la liberalización del mercado cambiario y la reducción de impuestos. Estas medidas, aunque bien recibidas por una parte del empresariado, siguen generando dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo y su impacto en la competitividad internacional.