Argentina cerró enero de 2025 con un soplo de optimismo en el sector turístico, especialmente en la Costa Atlántica, donde la ocupación hotelera alcanzó un 75%, según datos de la Federación Económica de la provincia de Buenos Aires (FEBA) reportados el 31 de enero de 2025. Destinos como Cariló, Valeria del Mar y Mar de las Pampas rozaron el 90%, un dato que sorprendió a propios y extraños tras meses de incertidumbre económica. Víctor Borgia, presidente de la filial Mar de las Pampas de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), celebró: “Aunque no llegamos al 100% histórico, el 90-95% es un gran nivel”. Sin embargo, el sarcasmo se cuela al notar que febrero apenas alcanza el 50% de ocupación, un reflejo de cómo el “súper peso” sigue tentando a los argentinos a cruzar fronteras.
El impulso vino de la mano de estrategias locales. El gobierno bonaerense lanzó descuentos del 25% al 35% a través de la Cuenta DNI del Banco Provincia, una medida que, según Camilo Kahale de FEBA, revitalizó el turismo interno. Aerolíneas Argentinas también jugó su carta, ofreciendo financiamiento en hasta 6 cuotas sin interés para vuelos de cabotaje, con 70 frecuencias semanales a Bariloche y más de 50 a Mendoza y Ushuaia, según datos del 27 de febrero de 2025. Esto ayudó a mover 28,1 millones de turistas entre diciembre 2024 y febrero 2025, con un impacto económico de 8,7 billones de pesos, aunque esto representa una caída del 19,4% respecto a 2024, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
El lado amargo? La apreciación del peso, que subió solo un 25,2% frente a una inflación del 117,8% en 2024, encareció Argentina para los extranjeros. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó el 27 de enero de 2025 que los turistas no residentes cayeron un 8,4%, con 6,2 millones de visitantes, mientras que 8,3 millones de argentinos viajaron al exterior, un aumento del 11,8%. El saldo negativo fue de 2,1 millones de personas, con un déficit de 2.125,8 millones de dólares, un 71% más que en 2023. “Dejamos de ser competitivos”, admitió el economista José Vargas, destacando cómo Brasil y Chile se volvieron imanes para los locales.
Aun así, hay destellos de esperanza. La temporada de cruceros 2023-2024 proyecta 439.000 cruceristas en Buenos Aires, un 26% más que el año pasado, con un gasto diario de 109,10 dólares por extranjero, según el Ente de Turismo de la Ciudad el 25 de enero de 2024. En la Patagonia, Bariloche mantuvo un 80% de ocupación, y las Cataratas del Iguazú recibieron 31.000 turistas en los primeros días de enero, un 20% más que en 2024. Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, lo llamó “un momento maravilloso” el 21 de enero de 2025, aunque el toque irónico surge al ver que el éxodo a destinos como Florianópolis (con un aumento del 500% en pasajes) opaca estos logros.
El desafío es claro: equilibrar el turismo interno con la pérdida de competitividad externa. Con un gasto promedio diario de 100 dólares de los argentinos en el exterior y estancias de 15,7 noches, el país pierde divisas mientras destinos emergentes como San Rafael, con su Cañón del Atuel, intentan captar interés. La esperanza está en que estas iniciativas locales florezcan, pero el sarcasmo persiste: mientras otros celebran playas baratas, Argentina se las arregla con descuentos y feriados para mantener a sus turistas en casa. ¿Será este el renacer del turismo o solo un respiro antes de la próxima devaluación?