El 26 de octubre de 2025 Argentina vuelve a las urnas en una contienda que definirá el futuro de la presidencia de Javier Milei y la configuración del Congreso. Sin una mayoría propia, el mandatario deberá negociar con bloques opositores para concretar sus reformas, mientras la tensión política se intensifica.
Contexto electoral
El domingo 26 de octubre de 2025 se realizará la segunda vuelta de los comicios presidenciales en Argentina. El actual presidente, Javier Milei, busca la reelección bajo la bandera de La Libertad Avanza, mientras que la oposición se presenta fragmentada en varios frentes, entre los que destacan Juntos por el Cambio y la coalición peronista.
Un Congreso sin tercio propio
Los resultados esperados indican que la alianza de Milei no alcanzará la mayoría necesaria en la Cámara de Diputados ni en el Senado. Según los últimos promedios de encuestas, los bloques más numerosos podrían ser:
- Frente de Unidad: alrededor del 30 % de los escaños.
- Alianza Peronista: cerca del 28 %.
- Juntos por el Cambio: aproximadamente 20 %.
Esta distribución obligará al presidente a buscar pactos de gobernabilidad, pese a que su discurso ha enfatizado la autonomía legislativa.
Posibles cambios profundos
De consolidarse su victoria, Milei aspira a acelerar su agenda de liberalización económica: reducción del gasto público, desregulación del mercado laboral y reformas estructurales del sistema tributario. Sin embargo, la ausencia de una mayoría clara plantea riesgos de bloqueo legislativo, lo que podría generar una “máxima tensión” entre el poder ejecutivo y los distintos bloques parlamentarios.
Escenarios de gobernabilidad
Analistas políticos advierten que, sin un pacto de gobernabilidad, el Congreso podría funcionar bajo “esquemas de poder” temporales, con negociaciones puntuales para aprobar leyes clave. En este contexto, la capacidad de Milei para impulsar sus reformas dependerá de la habilidad de su equipo para negociar con partidos centristas y moderados.
Conclusión
El día D de Milei no solo decidirá quién ocupará la Casa Rosada, sino que también trazará la ruta de la política argentina durante los próximos años. La combinación de una presidencia sin mayoría y un Congreso fragmentado asegura una etapa de intensas negociaciones y posibles giros inesperados en la agenda nacional.