El presidente argentino Javier Milei, alineado con la política de Donald Trump, ordenó a la delegación de Argentina que votara en contra de la resolución de la ONU que condena el embargo de Estados Unidos contra Cuba, un movimiento que reaviva el debate sobre la posición del país en la esfera internacional.
Contexto de la votación en la ONU
El 20 de junio de 2024 la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que condena el embargo económico impuesto por Estados Unidos a Cuba desde 1960. La propuesta reunió 190 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y 3 abstenciones. La iniciativa, respaldada por más de 150 países, buscaba revocar la sanción que, según la mayoría de la comunidad internacional, vulnera los derechos humanos y el desarrollo de la isla caribeña.
La decisión de Argentina
En una inesperada jugada, el presidente Javier Milei instruyó a su equipo diplomático a votar en contra de la resolución. Según fuentes oficiales, la medida forma parte de una política más amplia de acercamiento a la administración de Donald Trump, cuyo mandato terminó en 2021 pero sigue influyendo en la agenda conservadora internacional.
Repercusiones internas y externas
El voto contrario generó críticas de partidos opositores y de organizaciones de la sociedad civil, que lo calificaron de “alineación con intereses estadounidenses” y una “desconexión con la tradición argentina de apoyo a Cuba”. Por otro lado, sectores conservadores del país respaldaron la decisión como muestra de la nueva postura libertaria y anti‑intervencionista del gobierno.
Reacciones internacionales
Varios gobiernos latinoamericanos, incluidos Brasil, México y Chile, expresaron su desaprobación y reiteraron su compromiso con la eliminación del embargo. La postura de Argentina aisló al país dentro del bloque regional y generó interrogantes sobre su futuro papel en foros multilaterales.
¿Qué significa este voto para la política exterior argentina?
El alineamiento con la política de Trump podría marcar un giro significativo en la diplomacia argentina, tradicionalmente orientada hacia el multilateralismo y la defensa de la soberanía de los países del Cono Sur. Analistas advierten que la decisión podría repercutir en relaciones bilaterales, comercio y cooperación en áreas como energía y agricultura.