Crispin Glover, quien encarnó a George McFly en la película icónica de 1985, revolucionó el set con su estilo improvisado y, años después, inició una larga batalla legal contra los productores por el uso de su imagen en las secuelas, una disputa que aún marca su relación con la saga.
El papel que marcó un hito
En 1985, Crispin Glover interpretó a George McFly, el torpe padre de Marty McFly, en Volver al Futuro dirigida por Robert Zemeckis. Su actuación, llena de gestos inesperados y espontáneos, se convirtió en uno de los momentos más recordados del film y, según declaraciones de Zemeckis, “cambió la energía del set”.
Una relación que se deterioró
Tras el éxito del primer filme, los productores (Universal Pictures y Amblin Entertainment) planearon incluir al personaje de George McFly en Volver al Futuro Parte II (1989) y Parte III (1990) mediante material de archivo. Glover, que había rechazado volver a interpretar el rol, alegó que su contrato original no contemplaba el uso de su imagen en futuras entregas y que, de haberlo hecho, le corresponderían derechos de autor y regalías.
La demanda y su desenlace
En 1991 Glover presentó una demanda contra los estudios solicitando el 5 % de los ingresos netos de las dos secuelas por la utilización de su imagen. El caso se prolongó varios años, enfrentándose a tribunales federales de EE. UU. En 2006 ambas partes llegaron a un acuerdo confidencial, poniendo fin al litigio sin que los detalles financieros fueran revelados públicamente.
Consecuencias para la saga
Desde entonces, Glover no ha vuelto a participar en ningún proyecto oficial de la franquicia, aunque su imagen sigue apareciendo en material promocional y en ediciones especiales que utilizan escenas del primer film. Su postura ha generado debate sobre los derechos de los actores respecto al uso de imágenes en obras subsiguientes.
Un legado que trasciende la pantalla
Más allá de la controversia, la carrera de Glover continuó con papeles en River’s Edge, The Doors y la serie Twin Peaks. Su aporte a la cultura pop y su defensa de los derechos de autor lo convierten en una figura emblemática del cine de los años 80 y 90.