Tras años de debate doctrinal, la Santa Sede ha emitido un pronunciamiento oficial que rechaza el uso del calificativo “Corredentora” para la Virgen María, aclarando que sólo son aptos títulos como “Madre del Pueblo Fiel”. La decisión, anunciada en octubre de 2024, cierra una polémica que dividió a teólogos y fieles alrededor del mundo.
Antecedentes del debate
Desde principios de la década pasada, algunos grupos dentro de la Iglesia católica, principalmente en América Latina, habían promovido el uso del título “Corredentora” para la Virgen María, entendiendo que ella intercede activamente en la salvación de los pueblos. Sin embargo, el término no estaba respaldado por la documentación oficial del Magisterio y generó dudas entre los expertos en teología mariológica.
Pronunciamiento del Vaticano
El 19 de octubre de 2024, la Secretaría de Estado del Vaticano, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, emitió una nota doctrinal en la que se establece que el título “Corredentora” no es aceptable desde la perspectiva oficial de la Iglesia. En su lugar, se confirma la validez de expresiones como “Madre del Pueblo Fiel” y “Madre de la Iglesia”, que están ya presentes en el Catecismo y en documentos papales.
Motivación del rechazo
Según la nota, el término “Corredentora” carece de fundamento histórico y teológico, ya que no aparece en los escritos de los Padres de la Iglesia ni en los documentos del Concilio Vaticano II. Además, se alerta que la palabra podría inducir a interpretaciones que equiparan a María con un rol de mediación salvadora comparable a Cristo, lo cual contradice la doctrina de la “única mediación de Cristo”.
Reacciones en la comunidad católica
La decisión ha sido recibida con alivio por parte de teólogos y obispos que temían una confusión doctrinal entre los fieles. Por otro lado, algunos grupos devocionales expresaron su descontento, señalando que el título había ganado popularidad en campañas pastorales locales.
Implicancias para el futuro
El Vaticano invita a los pastores a adherirse a los títulos oficialmente aprobados y a orientar la catequesis hacia una comprensión equilibrada del papel mariano. La declaración también abre la puerta a futuras revisiones de otros títulos que, según la Santa Sede, podrían carecer de fundamento doctrinal.