El 10 de noviembre de 2025 arranca la COP30 en la Amazonía brasileña, reuniendo a jefes de Estado y expertos para abordar la emergencia climática. El país anfitrión, sin embargo, se ve envuelto en contradictorias políticas: mientras alberga la cumbre, sus cifras de deforestación y dependencia de combustibles fósiles generan críticas y ponen de relieve la compleja situación ambiental de Brasil.
Inicio de la COP30
El **10 de noviembre de 2025** se dio comienzo a la COP30 en la ciudad de Manaus, estado de Amazonas. Más de 150 jefes de Gobierno, representantes de organizaciones internacionales y cientos de científicos se congregan para discutir metas de reducción de gases de efecto invernadero, adaptación a fenómenos extremos y financiamiento climático.
Objetivos de la cumbre
Entre los puntos clave de la agenda están:
- Reforzar la cooperación entre países desarrollados y en vías de desarrollo para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París.
- Presentar avances en tecnologías limpias, energías renovables y captura de carbono.
- Diseñar mecanismos de financiamiento para la resiliencia de comunidades vulnerables, especialmente en regiones tropicales.
Las contradicciones de Brasil
Aunque el país se erige como anfitrión de la reunión más importante sobre clima, su propio historial revela tensiones internas:
- Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE), la **deforestación en la Amazonía aumentó un 8 % en 2024** respecto al año anterior, revirtiendo la tendencia a la baja que se había mantenido en la última década.
- El gobierno brasileño sigue apoyando proyectos de extracción de petróleo en la costa de Río de Janeiro y en la cuenca del río Amazonas, lo que contrasta con sus promesas de reducir la intensidad de carbono.
- Si bien se anunciaron inversiones en energía eólica y solar, la generación de energía a partir de hidroelectricidad sigue dominando el mix energético, con impactos sociales y ecológicos en comunidades riverinas.
Esta dualidad ha sido calificada por analistas como una “paradoja climática”, ya que el país intenta posicionarse como líder en la agenda verde mientras enfrenta presiones para proteger sus intereses económicos tradicionales.
Reacciones internacionales
Líderes como el presidente de Francia y la canciller de Alemania han señalado la necesidad de que Brasil cumpla con sus compromisos internos para darle credibilidad a los acuerdos internacionales. Al mismo tiempo, activistas indígenas y ONG locales, como WWF‑Brasil, han organizado protestas frente a la sede de la cumbre exigiendo mayor protección del bosque y reconocimiento de derechos territoriales.
Perspectivas a futuro
Los delegados esperan que la COP30 sirva como impulso para actualizar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) y cerrar brechas de financiación. La presión internacional y la atención mediática podrían favorecer la implementación de políticas más estrictas contra la deforestación y la transición hacia una economía baja en carbono.
En definitiva, la COP30 no solo será una plataforma de decisiones globales, sino también un espejo que refleja la compleja relación de Brasil con su propio entorno natural.