Una serie de correos electrónicos recientemente difundidos revela contactos entre el difunto pedófilo Jeffrey Epstein y personas vinculadas a Donald Trump. Las filtraciones complican al expresidente, que asegura que los demócratas usan la información para desviar la atención de la crisis del gobierno.
¿Qué se ha filtrado?
En los últimos días se dieron a conocer una colección de correos electrónicos que provienen de las cuentas de Jeffrey Epstein y de varios asociados cercanos a Donald Trump. Los mensajes, publicados por varios medios internacionales, muestran intercambios de fechas, invitaciones a eventos y referencias a actividades que tuvieron lugar antes de la muerte de Epstein en 2019.
Contexto: ¿Quién fue Jeffrey Epstein?
Jeffrey Epstein era un empresario estadounidense acusado de dirigir una extensa red de tráfico sexual de menores. Fue arrestado en julio de 2019 y murió bajo custodia el 10 de agosto del mismo año, en lo que la oficina del forense catalogó como suicidio, aunque el caso sigue generando controversia y múltiples investigaciones.
Implicancias para Donald Trump
Los correos hacen referencia a reuniones y contactos entre Epstein y personas que formaban parte del entorno de Trump antes de su presidencia, incluidos algunos miembros de su campaña de 2016. Si bien no se menciona al propio Trump de manera explícita, los mensajes sugieren una conexión indirecta que podría reavivar preguntas sobre su conocimiento de las actividades del pedófilo.
Respuesta de Trump y de los demócratas
Ante la publicación, Donald Trump emitió un comunicado declarando que los demócratas intentan “desviar la atención” de la crisis del cierre de gobierno en EE. UU. Según sus palabras, los correos forman parte de una campaña dirigida a perjudicar su imagen antes de las próximas elecciones de medio término.
Por su parte, varios legisladores demócratas calificaron la filtración como una “oportunidad para esclarecer la verdad” y recordaron que la relación entre Trump y Epstein ha sido objeto de investigaciones previas.
Qué sigue
Los investigadores federales han anunciado que revisarán los correos para determinar si existen pruebas adicionales de conducta ilícita. Mientras tanto, la polémica sigue alimentando el debate político en Washington y en la opinión pública internacional.