El Diario El Día de La Plata analiza la inesperada contradicción del mercado argentino: a pesar de la alta inflación y el encarecimiento del crédito, la compra de unidades en construcción (pozos) se mantiene vigorosa, generando incertidumbre entre constructores, inversores y compradores. La nota desglosa causas, impactos y posibilidades de ajuste en el sector.
Contexto del mercado
En los últimos años Argentina ha vivido una inflación anual superior al 150% y una política monetaria restrictiva que ha elevado las tasas de interés a niveles históricamente altos. En este escenario, la lógica sugiere una caída de la demanda inmobiliaria, pero el sector muestra una paradoja notable: los compradores siguen adquiriendo unidades en fase de obra, conocidas como pozos.
¿Qué es un “pozo”?
El término se refiere a los inmuebles que todavía están en construcción, es decir, el terreno y la estructura básica sin acabados. Los inversores suelen comprar estos inmuebles con la expectativa de obtener un precio más bajo que el de una propiedad terminada y de beneficiarse de la revalorización al culminar la obra.
Causas de la paradoja
- Protección del valor real: En un contexto de depreciación del peso, la vivienda se percibe como activo refugio. Comprar en pozo permite fijar el precio en dólares o en UF (unidad de fomento) antes de que la moneda pierda valor.
- Escasez de oferta terminada: La combinación de retrasos en permisos y falta de capital ha limitado la disponibilidad de unidades terminadas, impulsando la demanda hacia proyectos en desarrollo.
- Políticas de financiamiento: Los bancos continúan ofreciendo líneas de crédito específicas para la compra de pozo, a menudo con condiciones más atractivas que los préstamos para inmuebles listos.
- Expectativas de revalorización: Históricamente, los precios de los inmuebles en zonas urbanas como Buenos Aires y La Plata han superado la inflación, generando confianza en la rentabilidad a mediano plazo.
Impacto en la cadena constructora
Los constructores se benefician de ingresos anticipados que les permiten financiar la obra sin depender exclusivamente de la venta final. Sin embargo, la alta demanda también genera presión para acelerar los plazos y cumplir con los compromisos de entrega, lo que puede elevar los costos de obra.
Perspectivas y recomendaciones
Los analistas sugieren monitorear de cerca los indicadores de crédito y la evolución de la inflación. Para los compradores, es crucial evaluar la solidez del promotor, la ubicación del proyecto y las cláusulas de reajuste de precios. Los reguladores, por su parte, podrían considerar medidas que equilibren la protección del consumidor con la salud financiera del sector.