Un estudio reciente revela que el clásico medicamento para la presión arterial, losartan, puede frenar el avance de glioblastomas, los tumores cerebrales más letales. Los hallazgos abren una nueva vía terapéutica que combina un fármaco barato y ampliamente disponible con los tratamientos oncológicos estándar.
¿Qué es el losartan?
El losartan es un bloqueador de los receptores de angiotensina II (ARB) usado desde hace décadas para controlar la hipertensión arterial y proteger el corazón. Su mecanismo consiste en impedir que la angiotensina II, una hormona que contrae los vasos sanguíneos, actúe sobre el receptor AT1, favoreciendo la dilatación y la reducción de la presión.
El reto de los glioblastomas
Los glioblastomas son tumores cerebrales de grado IV, extremadamente agresivos y con una supervivencia media inferior a 15 meses después del diagnóstico. Su alta densidad de matriz extracelular y la presión dentro del tumor dificultan la llegada de quimioterapia y radiación.
Descubrimiento científico
Investigadores del MD Anderson Cancer Center publicaron en junio de 2024 los resultados de un estudio preclínico que demostró que el losartan reduce la rigidez del tejido tumoral al bloquear la señalización de la TGF‑β. Esta acción facilita la penetración de los fármacos y potencia la respuesta a la radioterapia.
En modelos de ratón con glioblastoma, la administración de losartan combinada con radioterapia prolongó la supervivencia en un 45 % respecto al tratamiento estándar. Además, los animales mostraron una disminución notable del crecimiento tumoral medido por resonancia magnética.
Hacia la aplicación clínica
Con los datos preclínicos, se inició un ensayo fase II en varios hospitales de EE. UU. Los primeros 30 pacientes recibieron losartan (50 mg al día) junto a quimioterapia y radiación. Los resultados preliminares indican una mejoría en la progresión libre de enfermedad y una tolerancia excelente, sin efectos secundarios adicionales.
Los autores subrayan que, al ser un medicamento de bajo costo y con amplio historial de seguridad, su incorporación a protocolos oncológicos podría ser rápida y accesible, especialmente en sistemas de salud con recursos limitados.
Qué sigue
El estudio sugiere la necesidad de ensayos más extensos para confirmar la eficacia del losartan en pacientes con glioblastoma y explorar combinaciones con inmunoterapia. Mientras tanto, la comunidad médica se muestra optimista ante la posibilidad de convertir un fármaco cotidiano en una herramienta contra uno de los cánceres más mortales.