Investigadores de Argentina y el mundo están evaluando la estimulación cerebral profunda como una alternativa segura y eficaz para pacientes con depresión grave que no responden a tratamientos convencionales.
¿Qué es la estimulación cerebral profunda?
La estimulación cerebral profunda (DBS) consiste en la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro, conectados a un generador de impulsos que regula la actividad neuronal. Esta técnica, ya usada en trastornos de movimiento como el Parkinson, está siendo adaptada para trastornos psiquiátricos como la depresión mayor.
Los últimos hallazgos de la investigación
Un consorcio de instituciones académicas y hospitales de Argentina, en colaboración con centros internacionales, ha iniciado ensayos clínicos fase II que evalúan la seguridad y eficacia de la DBS en pacientes que no han mejorado con fármacos ni con terapia electroconvulsiva. Los primeros resultados indican:
- Reducción del score depresivo en un 45 % de los participantes tras seis meses de tratamiento.
- Mejoras significativas en la calidad de vida y en la capacidad de retorno a actividades laborales.
- Perfil de efectos adversos leve, principalmente hormigueo en la zona del implante y episodios breves de dolor de cabeza.
Cómo se compara con otras terapias neuromoduladoras
Otros enfoques, como la estimulación magnética transcraneal (TMS) y la terapia electroconvulsiva (TEC), también se usan para casos resistentes, pero la DBS ofrece una estimulación continua y dirigida, lo que permite ajustar la intensidad en tiempo real mediante el programador externo.
Qué implica para los pacientes
Para ser candidato a la DBS, el paciente debe:
- Alcanzar un diagnóstico de depresión mayor resistente, confirmado por al menos dos psiquiatras.
- Haber probado al menos tres líneas de tratamiento farmacológico y, de ser posible, terapia electroconvulsiva sin éxito.
- Contar con apoyo familiar y seguimiento multidisciplinario (psiquiatra, neurocirujano, neuropsicólogo).
La cirugía se realiza bajo anestesia general y dura entre 2 y 4 horas. El generador de pulsos, similar a un marcapasos, se implanta en la zona del pecho y se controla mediante una aplicación externa.
Perspectivas a futuro
Los investigadores esperan ampliar los ensayos a nivel nacional y obtener la aprobación de las autoridades regulatorias para que la DBS sea una opción cubierta por los seguros de salud. Además, se están explorando tecnologías de neuroestimulación menos invasivas, como los electrodos flexibles y la estimulación basada en datos de electroencefalografía (EEG).
Este avance podría marcar un hito en la lucha contra la depresión grave, ofreciendo una nueva esperanza a quienes antes no encontraban alivio.