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Una sola medida podría salvar hasta 30.000 vidas al año de cáncer de pulmón

Un nuevo estudio revela que la implementación generalizada de la tomografía de baja dosis en fumadores y ex‑fumadores de alto riesgo podría evitar casi 30.000 muertes anuales en Estados Unidos, posicionando la detección precoz como la herramienta más eficaz contra el cáncer de pulmón.

El hallazgo que cambia la batalla contra el cáncer de pulmón

Investigadores de prestigiosas instituciones médicas han demostrado que una determinada intervención —la realización de tomografías computarizadas de baja dosis (TCBD) en personas con alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón— tiene el potencial de evitar casi 30.000 muertes al año en EE. UU. Este número corresponde a la proporción de fallecimientos evitables si la prueba se aplicara de forma sistemática a los grupos indicados.

¿Qué es la tomografía de baja dosis?

La TCBD es una técnica de imagen que usa dosis de radiación mucho menores que la tomografía convencional, permitiendo detectar nódulos pulmonares en etapas tempranas sin mayores riesgos para el paciente. Las guías actuales recomiendan su uso a fumadores o ex‑fumadores de entre 55 y 80 años con al menos 30 “pack‑years” (equivalente a fumar un paquete al día durante 30 años).

Impacto potencial en la mortalidad

Según los cálculos del estudio, la ampliación del cribado a nivel nacional reduciría la mortalidad por cáncer de pulmón entre un 20 % y 25 %. Con una población de riesgo estimada en 15 millones de personas en EE. UU., esto se traduce en la prevención de cerca de 30.000 fallecimientos cada año.

Situación actual en Estados Unidos y desafíos

A pesar de la evidencia, la tasa de utilización de la TCBD sigue siendo baja. El Diario de Yucatán destaca que en Puerto Rico, a pesar de contar con la tasa de tabaquismo más baja en el país, persisten retos importantes en la detección temprana. Según Los Andes, la falta de concienciación y la limitada cobertura de seguros son barreras clave.

¿Qué se necesita para lograrlo?

  • Políticas de salud pública que incluyan la TCBD como prueba de cribado obligatoria para el grupo de riesgo.
  • Campañas de información dirigidas a fumadores y ex‑fumadores, resaltando la seguridad y eficacia de la prueba.
  • Mayor capacitación de profesionales médicos para interpretar los resultados y gestionar el seguimiento de hallazgos sospechosos.

Conclusión

La evidencia está clara: la detección precoz mediante TCBD puede salvar decenas de miles de vidas al año. Adoptar esta medida como política de salud nacional representa una oportunidad única para reducir significativamente la carga del cáncer de pulmón, una de las principales causas de muerte por cáncer a nivel mundial.