La agencia espacial estadounidense declaró el nivel de alerta planetaria ante el paso del cometa interestelar 3I/ATLAS, que ha cruzado un umbral crítico y reaviva el debate sobre su posible origen tecnológico. La comunidad científica se moviliza para estudiar la anomalía y preparar medidas de defensa.
¿Qué es el cometa 3I/ATLAS?
Descubierto en enero de 2023, el cometa 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar registrado que ha visitado nuestro sistema solar. Su trayectoria hiperbólica y su velocidad de decenas de kilómetros por segundo indican que proviene de fuera del Sol.
Alerta planetaria de la NASA
El 27 de noviembre de 2025 la NASA anunció la activación de una alerta planetaria de nivel 2 para 3I/ATLAS, conforme al programa de Planetary Defense Coordination Office. Esta medida se toma cuando un objeto se aproxima lo suficiente como para requerir un seguimiento continuo y la evaluación de posibles riesgos de impacto.
Umbral crítico y sospechas de origen tecnológico
Según el medio Infobae, el cometa ha cruzado un “umbral crítico” que permite a los científicos analizar si su composición muestra signos de fabricación artificial. La hipótesis, aunque todavía especulativa, ha generado gran interés en la comunidad astrofísica.
Imagen que encendió las alarmas
Una fotografía reciente publicada por La Nación reveló una anomalía en la zona de la coma del cometa, lo que alimentó las discusiones sobre su naturaleza. Los investigadores están revisando los datos para determinar si la señal proviene de actividad natural o de un posible proceso no natural.
Reacción de la comunidad científica
El Cronista informó que la NASA está “alistándose para lo peor”, activando protocolos de defensa planetaria a nivel global. Mientras tanto, The Conversation publicó un estudio que desvela la composición del cuerpo: se trata de un fragmento rocoso con una fina capa de hielo, típico de cometas interestelares.
Próximos pasos
Se mantendrá una vigilancia estrecha de la trayectoria del 3I/ATLAS durante las próximas semanas. Si se confirmara algún riesgo real, se evaluarán posibles desviaciones mediante misiones de impacto cinético, siguiendo precedentes como la misión DART.