En una inesperada vuelta de tuerca diplomática, el presidente venezolano Nicolás Maduro confirmó haber hablado directamente con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una conversación que se llevó a cabo el 5 de diciembre de 2025. El intercambio, calificado por ambas partes como “cordial” y “un paso hacia la diplomacia”, abre la puerta a nuevas negociaciones en medio de un conflicto latente que ha marcado la relación bilateral durante años.
Contexto del conflicto
Desde 2019, Venezuela y Estados Unidos han mantenido una relación tensa marcada por sanciones económicas, acusaciones de violaciones de derechos humanos y disputas sobre la legitimidad del gobierno venezolano. La administración Trump, que asumió el poder en 2017, endureció las sanciones contra Caracas, mientras que el gobierno de Nicolás Maduro ha resistido la presión internacional.
El primer contacto directo
El 5 de diciembre de 2025, en una rueda de prensa televisada, Maduro anunció que había sostenido una conversación telefónica con Donald Trump. El mandatario venezolano describió el intercambio como “un diálogo constructivo que sienta las bases para una posible solución pacífica”.
Trump, a través de un comunicado oficial del Departamento de Estado, calificó la llamada de “una conversación productiva y cordial” y señaló que Estados Unidos está “dispuesto a explorar vías diplomáticas siempre que haya buenas‑fe y cumplimiento de los compromisos internacionales”.
Reacciones y análisis
Analistas políticos de la región consideran que este es el primer gesto de apertura significativa entre ambos líderes desde el inicio de la crisis. Según el think‑tank internacional “Instituto de Estudios Estratégicos”, la llamada podría “abrir una ventana para renegociar sanciones y buscar soluciones a la escasez energética que afecta a Venezuela”.
Sin embargo, la oposición venezolana y ciertos sectores críticos en EE.UU. advierten que el diálogo no debe ser una mera maniobra de relaciones públicas, sino que debe traducirse en acciones concretas, como la liberación de presos políticos y la restitución de derechos democráticos.
Próximos pasos
Se espera que en los próximos días se definan los canales de comunicación oficiales y se establezca una agenda de reuniones bilaterales, posiblemente con la mediación de terceros como la Organización de los Estados Americanos (OEA) o la ONU.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela, pero también con esperanza, que este movimiento pueda desactivar una situación que ha generado tensiones regionales y ha impactado negativamente la economía de ambos países.
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