El premier húngaro Viktor Orbán ha manifestado su escepticismo frente al proyecto de la Unión Europea de utilizar los activos rusos congelados para apoyar a Ucrania, poniendo en jaque las expectativas de un préstamo masivo y generando debate en la cumbre de la UE sobre alternativas financieras.
Orbán enfría las expectativas del plan hacia Ucrania
Viktor Orbán declaró que la iniciativa europea de canalizar los activos rusos congelados para financiar la ayuda a Ucrania resulta poco realista y carece de fundamentos jurídicos claros. Según el primer ministro húngaro, la medida podría generar tensiones legales y diplomáticas que complicarían aún más el proceso de recuperación de los fondos.
Contexto de los activos rusos
Desde el comienzo del conflicto en 2022, la UE ha acumulado alrededor de 300.000 millones de euros en activos rusos bajo congelación. La idea de crear un “préstamo” de estos recursos surgió como una forma de financiar la reconstrucción ucraniana sin aumentar los déficits europeos.
Posturas de la UE
En la reciente cumbre de la UE, los líderes acordaron destinar 90.000 millones de euros en asistencia a Ucrania, pero subrayaron que no recurrirán a los activos rusos para este fin. La Unión explora otras fuentes de financiación, incluida la emisión de bonos y la movilización de fondos de sus propios presupuestos.
Falta de acuerdo sobre los activos
Según informes de La Nación, todavía no hay consenso en el bloque sobre un posible préstamo de los activos rusos. La UE está evaluando alternativas, como la creación de un fondo de garantía o la utilización de los ingresos generados por los activos congelados, sin llegar a una solución definitiva.
Respuesta de Rusia
El Banco Central de Rusia anunció que emprenderá acciones legales contra bancos europeos en tribunales rusos, alegando violaciones por la retención de activos. Este gesto eleva la tensión jurídica entre Moscú y la UE y complica cualquier intento de desbloquear los recursos.
Implicaciones políticas
La postura de Orbán pone de relieve la divergencia interna dentro de la UE respecto a la política de sanciones y la financiación del conflicto. Mientras algunos miembros defienden una postura firme contra Rusia, otros, como Hungría, demandan prudencia y claridad legal.