En el 21.º aniversario del maremoto que arrasó el Océano Índico el 26 de diciembre de 2004, sobrevivientes de Indonesia y una argentina que perdió a su familia relatan el horror, la culpa y la esperanza que surgieron tras la catástrofe que dejó más de 228.000 muertos.
Conmemoración en Indonesia
El 26 de diciembre de 2025 miles de indonesios se congregaron en la zona costera de Ban Nam Khem, provincia de Phang Nga, para una vigilia en honor a las víctimas del tsunami de 2004. El evento, cubierto por ABC, incluyó ofrendas de flores, momentos de silencio y testimonios de supervivientes que recuerdan el día en que olas de hasta 30 metros arrasaron la costa.
Historia de Carolina Vardabasso, sobreviviente argentina
En la misma fecha, la rosarina Carolina Vardabasso Blanco, diseñadora de interiores, recordó su trágico vivir en las Phi Phi Islands, Tailandia, cuando el tsunami golpeó mientras ella, su marido Diego Talevi y su bebé de 13 meses, Bruno, disfrutaban de vacaciones navideñas. Según su relato a Infobae, la ola llegó sin advertencia, arrastrando a Diego y al pequeño Bruno. Carolina fue arrastrada unos 150 metros, perdió el sentido y volvió en superficie sobre un techo de una casa, con sólo una ligera luz filtrándose.
Tras ser trasladada a un hospital en Phuket, Panamá, y luego a Singapur, regresó a Argentina después de 45 días de internación. El proceso de duelo estuvo marcado por una profunda culpa, que solo superó con años de terapia y reflexiones compartidas en una charla TEDx en Rosario.
Impacto global del tsunami
El sismo de magnitud 9,1 que se produjo a las 7:58 a.m. (hora local) del 26 de diciembre de 2004 provocó el tercer terremoto más potente registrado, liberando energía equivalente a 23.000 bombas atómicas. Las olas alcanzaron costas de 14 países, dejando más de 228.000 muertos y desplazando a casi dos millones de personas. Indonesia, Tailandia, Sri Lanka, India y Maldivas fueron los más afectados.
El daño económico se estimó en 14.000 millones de dólares, según el Banco Mundial, con pérdidas de 4.500 millones en Indonesia y 2.000 millones en Tailandia. La falta de sistemas de alerta en el Océano Índico amplificó la tragedia; hoy, la ONU y la NOAA trabajan en una red de alerta temprana para evitar futuras catástrofes.
Lecciones y memorias
Los supervivientes coinciden en que la educación sobre tsunamis y la preparación de comunidades costeras son esenciales. Carolina enfatiza que “la culpa es lo más complicado de procesar”, pero también que “el miedo no tiene la última palabra”. En Indonesia, los niños ahora participan en simulacros escolares, una medida que, según expertos, podría salvar miles de vidas.
Al cerrar el día, la comunidad internacional reflexiona sobre la fuerza de la naturaleza y la resiliencia humana, recordando que, aunque el mar se llevó todo, no pudo con la voluntad de seguir viviendo.