El lunes 30 de diciembre de 2025 el jefe del Banco Central iraní, Mohammad Reza Farzin, dimitió en medio de una devaluación sin precedentes del rial, que desencadenó protestas masivas en Teherán e importantes ciudades del país.
Dimisión inesperada del máximo responsable monetario
La televisión estatal confirmó que Mohammad Reza Farzin presentó su renuncia el lunes 30 de diciembre de 2025. La decisión se produce cuando el rial iraní se desploma a un nuevo máximo histórico de 1,42 millones de riales por dólar, cifra que superó los 1,38 millones del día anterior.
Contexto económico crítico
Cuando Farzin asumió el cargo en 2022, el tipo de cambio rondaba los 430 000 riales por dólar. En menos de tres años la moneda perdió más del 60 % de su valor, impulsada por la reimposición de sanciones internacionales y la salida del acuerdo nuclear de 2015. La inflación anual en diciembre alcanzó el 42,2 %, según el centro estatal de estadísticas, con alimentos subiendo un 72 % y productos médicos un 50 %. Economistas advierten sobre una posible hiperinflación.
Protestas que inundan las principales ciudades
El colapso monetario desencadenó manifestaciones masivas en la calle Saadi, centro de Teherán, y en el barrio de Shush, cerca del Gran Bazar. Se reportaron concentraciones similares en Isfahán, Shiraz y Mashhad. Los manifestantes corearon consignas contra el gobierno y, en varios puntos, la policía empleó gas lacrimógeno para dispersar a la multitud. Comerciantes cerraron sus negocios y pidieron a sus colegas que también suspendieran actividades.
Repercusiones políticas y sociales
El presidente iraní Masoud Pezeshkian instó al gobierno a atender las demandas ciudadanas y prometió medidas para “reformar el sistema monetario”. Sin embargo, hasta la fecha no se ha aprobado ninguna política concreta para contener la inflación. La presión social se suma a la incertidumbre política, con rumores de posibles cambios de liderazgo tanto en el Banco Central como en la cúpula del régimen.
Qué implica la renuncia del gobernador
La dimisión de Farzin abre la puerta a una nueva designación que deberá enfrentar una crisis de liquidez, una moneda en picada y una población cada vez más descontenta. La estabilidad del rial y la capacidad del Estado para financiar subsidios básicos quedan en entredicho, mientras las sanciones internacionales continúan limitando los ingresos en divisas.