Un reciente estudio de la Universidad de Yale publicado en Annals of Neurology muestra que mantener la presión arterial bajo control puede disminuir significativamente la probabilidad de desarrollar demencia, incluso en personas con genes de alto riesgo, ofreciendo una estrategia preventiva al alcance de muchos.
Introducción
Una investigación liderada por expertos de la Universidad de Yale ha revelado que la hipertensión, un factor de riesgo modificable, juega un papel crucial en la aparición de la demencia. El hallazgo, difundido en la revista Annals of Neurology, sugiere que controlar la presión arterial podría ser una herramienta poderosa para prevenir el deterioro cognitivo.
¿Qué es la demencia?
La demencia engloba un conjunto de trastornos que provocan pérdida de memoria y deterioro de funciones cognitivas. La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente, aunque existen tipos de demencia que pueden mejorar con tratamiento adecuado.
Hipertensión: definición y consecuencias
La hipertensión se define por una presión arterial excesiva contra las paredes de las arterias. Si no se trata, incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal y problemas de visión.
El estudio de Yale
El equipo, encabezado por Adam Havenon, profesor de neurología, analizó datos del estudio “Riesgo de aterosclerosis en la comunidad” y del Biobanco del Reino Unido. Evaluaron dos indicadores: las hiperintensidades de materia blanca (WMH) detectables en resonancias magnéticas, y la presencia del alelo APOE‑ε4, asociado a mayor riesgo de demencia.
Resultados clave
- Personas con WMH y portadoras del alelo APOE‑ε4 presentan mayor riesgo de demencia.
- El efecto de ambos factores es aditivo, no multiplicativo; cada uno suma riesgo.
- Controlar la hipertensión, principal causa de WMH, reduce la probabilidad de demencia aun en portadores del gen de riesgo.
Implicaciones para la salud
El estudio destaca que el componente vascular es modificable. Incluso con predisposición genética, un buen manejo de la presión arterial puede evitar cambios cerebrales dañinos y retrasar o prevenir la demencia.
Cómo mantener la presión arterial bajo control
- Seguir una dieta equilibrada baja en sodio y rica en frutas, verduras y granos integrales.
- Practicar actividad física regular, al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado.
- Controlar el peso corporal y evitar el consumo excesivo de alcohol.
- Realizar monitoreos periódicos de la presión arterial y, de ser necesario, seguir la medicación prescrita.
Conclusión
Este hallazgo ofrece una esperanza tangible: la prevención de la demencia no depende exclusivamente de la genética, sino de decisiones cotidianas que influyen en la salud vascular. Adoptar hábitos que controlen la hipertensión puede ser la clave para preservar la función cognitiva en la tercera edad.