En un hecho sin precedentes en la historia moderna de Alemania, Friedrich Merz, líder de la CDU, no consiguió la mayoría necesaria en la primera votación para convertirse en canciller en el Bundestag. Este revés ha desatado incertidumbre política, demandas de nuevas elecciones por la ultraderecha y caídas en los mercados financieros de Europa y Estados Unidos.
Alemania enfrenta un momento de incertidumbre política tras un hecho histórico en el Bundestag, el parlamento federal. Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), no logró obtener la mayoría absoluta necesaria para ser elegido canciller en la primera votación, algo que no había ocurrido en la historia moderna del país. Este fracaso, que tuvo lugar en diciembre de 2024, ha generado un terremoto político y económico, con repercusiones tanto dentro como fuera de las fronteras alemanas.
Merz, quien había firmado un acuerdo de coalición con otras fuerzas políticas para asumir el liderazgo del gobierno, buscaba reemplazar al actual canciller Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata (SPD), en medio de un contexto de creciente polarización y desafíos económicos. Sin embargo, a pesar de las negociaciones previas, no consiguió el respaldo suficiente en el parlamento, lo que refleja las profundas divisiones dentro del espectro político alemán. La votación requería al menos 367 votos de los 733 escaños del Bundestag, pero Merz se quedó corto, aunque las cifras exactas no han sido oficialmente divulgadas en los reportes iniciales.
La ultraderecha, encabezada por Alternativa para Alemania (AfD), ha aprovechado la situación para exigir la disolución del parlamento y la convocatoria a nuevas elecciones, argumentando que el país necesita un mandato claro en tiempos de crisis. Esta postura ha intensificado el clima de tensión, mientras que otros partidos han expresado preocupación por la estabilidad gubernamental en un momento crítico para la economía europea.
El impacto de este revés político no se limitó al ámbito nacional. Las bolsas de valores en Europa y Estados Unidos registraron caídas significativas tras conocerse el resultado de la votación, reflejando la inquietud de los inversores ante la posibilidad de un prolongado estancamiento político en la mayor economía de la Unión Europea. El índice DAX de Fráncfort, por ejemplo, experimentó una baja notable, aunque los datos precisos aún están siendo recopilados por los analistas financieros.
Alemania, que ha sido un pilar de estabilidad en Europa durante décadas, enfrenta ahora múltiples desafíos: una economía que lucha por recuperarse tras los efectos de la pandemia y la crisis energética derivada del conflicto en Ucrania, así como un creciente descontento social que ha fortalecido a los extremos del espectro político. La figura de Merz, un veterano de la política conservadora, había sido vista por algunos como una oportunidad para un liderazgo firme, pero su fracaso inicial plantea dudas sobre el futuro inmediato del país.
Mientras tanto, el proceso para elegir un nuevo canciller continúa. Según la Constitución alemana, si ningún candidato logra la mayoría absoluta en las primeras rondas, se puede proceder a una votación por mayoría simple en rondas posteriores o, en última instancia, el presidente federal podría disolver el Bundestag y convocar elecciones anticipadas. Este escenario, aunque improbable en el corto plazo, no está descartado. Por ahora, los ojos del mundo están puestos en Berlín, esperando el próximo movimiento en este intrincado tablero político.